Lo que necesitas saber:
El Insurgentes 300, conocido también como "El Canadá" fue uno de los primeros grandes edificios que llegaron a la CDMX en el siglo XX. Tiene una triste historia después de ser uno de los grandes atractivos de Avenida Insurgentes.
En la CDMX hay lugares que todos reconocemos porque hemos pasado por ahí varias veces. Parques, museos, monumentos e inmuebles que se vuelven icónicos por la forma en la que adornan el paisaje urbano y porque marcaron toda una época al darle paso a la modernidad. Uno de estos es el edificio conocido como Insurgentes 300 o también como Edificio Canadá, un lugar triste, abandonado, que merece su propia nota. ¿
En 1956 el paisaje de la Avenida Insurgentes, a la altura de la Colonia Roma, dio el paso hacia la época de los grandes edificios y rascacielos. La construcción de uno de los primeros grandes inmuebles con capacidad de alojar 420 despachos de oficina, un helipuerto que según dicen, nunca se usó, y una plaza comercial en su planta baja se hizo realidad.
Este coloso del llamado “milagro mexicano”, ha soportado tres diferentes sismos importantes, fue el escenario de un asesinato y sufrió un incendio en tiempos recientes. Lo que fue un punto de gran importancia para la sociedad mexicana, hoy permanece en un triste abandono, pero su estructura que asemeja a un libro abierto sigue como un adorno más en la Avenida Insurgentes.
Uno de los primeros grandes edificios de la CDMX
Para esos tiempos, 17 pisos ya eran una gran altura para la Ciudad de México del siglo XX. El edificio se inauguró en dos fechas diferentes a mediados de 1958, después de sufrir el paso del sismo que en 1957 sacudió a la ciudad y que hizo dudar a los asociados que invirtieron en su construcción. A raíz de esto se tuvo que formar una nueva sociedad.
Su apertura resultó tan importante, que el mismo presidente Adolfo López Mateos acudió a la ceremonia de inauguración. Sus despachos alojaron a gente importante de la ciudad entre abogados, arquitectos y médicos de renombre, además de personalidades del mundo artístico como Silvia Pinal, Mauricio Garcés o Mario Moreno “Cantinflas”.
La oferta de tener una oficina en este coloso de Insurgentes era tentadora. No se cobraría una renta, sino que, cualquiera podría comprar su propio despacho en pagos que se abonaban en unos cuantos años. El lugar adoptó el nombre de Edificio Canadá por alojar a la primer zapatería de esta marca en su planta baja y por tener un gran anuncio luminoso de la misma en uno de sus muros.
De oficinas y despachos a viviendas y departamentos
Con el paso del tiempo, las oficinas de este lugar tan exclusivo comenzaron a ser utilizadas como viviendas por gente que quedó seducida por la magnífica vista y la ubicación del lugar. Así muchas familias llegaron a establecerse en el edificio conocido como “El Canadá” o Insurgentes 300.
Pero el plan de tener múltiples dueños se llegó a convertir en un problema. Era difícil para los propietarios ponerse de acuerdo sobre el mantenimiento y los cuidados necesarios de los que requería el inmueble después de los daños ocasionados por los diferentes sismos y por el paso del tiempo.
El final del milagro
Y como bien sabemos, no todo puede durar para siempre. El 19 de septiembre de 1985 llegó el terremoto de mayor intensidad que ha sufrido la ciudad, el mismo que provocó la caída de cientos de edificios y múltiples daños por toda la capital mexicana. Afortunadamente el Edificio Canadá soportó la serie de movimientos y se mantuvo en pie,
Después de las correspondientes revisiones periciales, se determinó que la estructura y la cimentación del edificio contaban con daños que debían ser reparados. Ante el temor de otra inminente sacudida, gran parte de sus usuarios y habitantes decidieron desalojarlo en un corto tiempo, con lo que comenzó el fin del esplendor y del milagro de la modernidad.
Después del terremoto de 1985, y con el abandono de sus diferentes dueños, el edificio, mucha gente llegó a vivir en sus departamentos invadiéndolo, aún sin tener luz eléctrica y con los daños de su estructura. También se dice que en esos tiempos se realizaban ritos oscuros en el lugar y ocurrían sucesos extraños.
Asesinato, desalojo y fuego
Diez años después, en 1995 parte del edificio de Insurgentes 300 todavía estaba en funcionamiento sin ser ya lo que fuera en un principio. El lugar se convirtió en el escenario de un crimen. Fue el 19 de junio de ese año, que en uno de los despachos del noveno piso, el magistrado del entonces Distrito Federal Abraham Polo Uscanga apareció muerto.
Se dice que este funcionario se negó durante varios meses a girar órdenes de aprehensión contra los líderes de la que entonces era la Ruta 100. Nunca se capturó al asesino y el crimen sigue sin resolverse hasta nuestros días.
En 2012 el edificio al estar en un gran abandono y fue desalojado por las autoridades de protección civil debido a los daños de su estructura. Se ha tratado de rehabilitar con nuevas administraciones y así sobrevivió al sismo de 2017. En 2022 sufrió un incendio que dejó en cenizas a dos de sus departamentos, aunque sobrevive ante el paso del tiempo y aún espera un mejor destino.
La historia del Edificio Canadá o Insurgentes 300 tiene tonos trágicos y tristes, pero sigue como un testigo del crecimiento de la Ciudad de México.