A pesar de lo que muchos puedan creer, Amanda Gryce es una mujer que sufre de un extraño síndrome que la hace llegar al clímax más de cincuenta veces al día. Para la mujer de 22 años, esta condición aparentemente placentera le ha generado una serie de problemas que, incluso, la llevaron a considerar el suicidio.
El año pasado hablamos de Kim Ransey, una mujer de Nueva Jersey que sufría de la misma condición y que, al igual que Amanda, cada día sufren con la “maldición” del orgasmo eterno, mismo que no las deja hacer absolutamente nada de manera normal.
Para Amanda, el conducir un automóvil, escuchar música con volumen alto, platicar con los amigos o incluso permanecer sentada es razón para sentir un orgasmo que la mujer ha aprendido a ahogar para fingir que no sucede nada; sin embargo, la rara condición es tan persistente que resulta casi imposible esconderlo con naturalidad.
La mujer confesó que sí ha tenido relaciones con otros hombres; sin embargo, estos se han sentido incómodos o intimidados ante la “sensibilidad” de Amanda.
En ocasiones, lo único que esta mujer necesita para llegar al clímax una y otra vez es la leve vibración de su celular o permanecer parada durante sus jornadas de trabajo como dependiente en una tienda de artículos para bebés.
Por otro lado, otras personas han acusado a Amanda de ser una ninfómana que no puede controlar sus impulsos; sin embargo, la mujer lo ve más como una maldición que una simple forma de justificar su una obsesión que no existe. Afortunadamente, la familia Cryce conoce su condición y la apoya para intentar llevar una vida normal.