Lo que necesitas saber:
La Colonia Juárez tiene casas de arquitectura porfiriana que permanecen ante el paso del tiempo. Una de ellas es la mansión Diener, que por su estilo asombra a todos los paseantes.
La colonia Juárez es un lugar de la CDMX que está lleno de curiosidades. Ahí encontramos a la rara pero hermosísima mansión Diener, que podría ser tomada de una novela de misterio. Una de las pocas mansiones de la época del Porfiriato que quedan en pie, construida en un particular terreno triangular y con un jardín que todos pueden conocer.
La Juárez guarda su propio encanto con sus construcciones de la época porfiriana, calles y avenidas. No le faltan museos curiosos, monumentos, plazas y parques que han marcado la vida de los chilangos, y no podemos dejar de mencionar la Zona Rosa. En esta colonia quedó muy bien marcada la influencia europea que impuso Porfirio Díaz.
Sus casonas son uno de los elementos principales que llaman la atención de los que andan por sus calles, y una de ellas es la mansión Diener, que comenzó a construirse en el lejano 1906 y fue de propiedad de Agustín Diener, también propietario junto con sus hermanos de la prestigiosa joyería La Perla del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Historia de la mansión Diener
En 1904 don Agustín Diener, empresario de origen alemán, compró un terreno de forma triangular para su esposa en la que entonces era conocida como la colonia Americana, en el cruce de la calzada Insurgentes, la avenida Reforma 2 (hoy Hamburgo) y la calle Reforma 8 Sur (hoy Havre). La colonia Juárez se trazó sobre el terreno de lo que fue la Hacienda de la Teja.
Para 1906 comenzó la obra de la mansión que sería un reflejo de la arquitectura alemana ecléctica de finales del siglo XIX y principios del XX. La construcción quedó a cargo de la firma alemana de arquitectos Dorner & Bacmeister, la misma que se encargó de la construcción del Palacio de Cristal, que hoy es el impresionante Museo Universitario del Chopo, diseñado por Bruno Möhring.
La gran casa a manera de villa italiana quedó en el centro del terreno triangular, en cuyos ángulos quedaron tres hermosos jardines. La casona de cuatro pisos con un semisótano, buhardilla y una pequeña torre que mira hacia las calles de Havre y Hamburgo quedó lista para 1907 con casi 800 metros cuadrados dentro de la mansión.
El futuro para la mansión Diener de Havre 32
Así pasó el tiempo, las calles de la colonia se bautizaron con nombres de ciudades europeas y Agustín Diener se mudó con su familia a las Lomas de Chapultepec. La casona de Havre 32 pasó por varios dueños.
Durante los años 20 fue propiedad de una mujer que realizaba sesiones espiritistas que involucraban a varios invitados y entre otras prácticas, el uso de péndulos, espejos e incluso la ouija, por lo que según cuentan, algunos espíritus quedaron como huéspedes de la casona y se aparecen de vez en cuando. Los vecinos dicen que se escuchan voces y gritos y afirman haber visto objetos flotando.
Para ese entonces, a la mansión Diener se le conoció como “Das Schloß” o “el castillo”. Con el tiempo quedaría abandonada. Para los años 80 fue propiedad del publicista Carlos Arouesty, que la restauró y acondicionó como su agencia publicitaria hasta su muerte en 1994. Por los trabajos de restauración, Arouesty recibió un reconocimiento en 1991.
La mansión en general ha sufrido pocas modificaciones. En algún momento tuvo ampliaciones y en la parte que da a Av. Insurgentes hubo locales comerciales; algún consultorio dental y hasta una “Tiendita de los Horrores” dedicada a la venta de disfraces en los años 90. También llegó a ser un despacho de Cienciología Dianética y actualmente funciona como el Centro Cultural de la Cámara Minera.
La mansión Diener en el presente
Esta mansión cuadrada construida sobre un terreno triangular se conserva casi impecable después de sus más de 115 años de existencia. Conserva sus más mínimos detalles y ornamentos y podríamos decir que es un museo-objeto que permanece semi oculto entre los grandes rascacielos que hoy hay en la zona.
No deja de llamar la atención de los paseantes que se quedan por un rato afuera para contemplar cada uno de sus detalles y tomarle fotos para conservarla como la curiosa joya arquitectónica que es, sobre la avenida más transitada de la CDMX.
Afortunadamente todavía se pueden contemplar en esta colonia varias casas de este estilo que marcó el progreso de la ciudad entre los siglos XIX y XX. Una de ellas es la que aloja el Museo de Cera de la Ciudad de México, en Londres No. 6 y otra donde está el Museo del Chocolate (MUCHO), en Milán No. 45. La Juárez no deja de sorprendernos con su historia y sus casonas raras pero hermosas, como lo es la mansión Diener.