Lo que necesitas saber:
Uno de los barrios más icónicos de la Ciudad de México, cuya arquitectura es reflejo de diferentes periodos de la historia de la Ciudad de México.
Existen muchos lugares bonitos para caminar en la Ciudad de México, no obstante, pocos son tan espectaculares como la Colonia Juárez, un barrio lleno de historia que pasó de ser la cumbre de la arquitectura porfiriana, a guarida de intelectuales y a santuario de la comunidad LGBTQ.
Enmarcada por un triángulo: Paseo de la Reforma, el Paseo de Bucareli y el Paseo de Chapultepec, la Juárez es algo más que un grupo de arterias bonitas, es más bien una especie de máquina del tiempo que nos permite conocer y viajar por una ciudad que ya no existe pero que no podemos olvidar, la de los palacios.
Dicho eso, y porque no hay mejor plan para el fin de semana que volvernos turistas en nuestra propia casa, aquí les dejamos un poco de la historia, las casas y las anécdotas de uno de los barrios más representativos de la CDMX. ¿Nos acompañan?
La historia de la Colonia Juárez
A diferencia del Centro Histórico, que siempre estuvo repleto de gente, vehículos y ruido, la Juárez era un sitio paradisiaco lleno de árboles, calles silenciosas y sobre todo jardines. De hecho, en esta colonia se edificaron los primeros ojos verdes de la ciudad.
Su historia es por demás antigua, en el siglo XIX estos terrenos pertenecían a una hacienda llamada La Teja, en la que se sembraba mucha de la comida de la colonia.
No obstante, con la llegada de la urbanización, en 1875 los dueños vendieron los predios y muchas de las cuadras se fraccionaron. Entonces, se trató de crear la Colonia de la Teja, pero una serie de litigios retrasaron el desarrollo.
La Colonia Juárez, pequeña guarida porfiriana
Tras la llegada de Porfirio Díaz, los terrenos se vendieron y poco a poco las calles se comenzaron a dividir. Se juntaron principalmente cinco pequeñas colonias aledañas que estaban dispersas, pero que eran igual de hermosas. En ellas se construyeron las primeras casonas.
La Juárez consiguió su nombre hasta 1906, el responsable en bautizarla fue el mismísimo presidente Díaz para conmemorar el natalicio de Benito Juárez y para dejar vivo el legado del político en la ciudad.
Colonia Juárez, el paraíso de las clases altas
Desde sus inicios, esta colonia fue exclusiva de las clases altas. Esto se debió a que los paisajes que había ahí eran asombrosos. Un grupo de bosques con árboles infinitos, pequeñas praderas y muchos senderos.
Al conocer los terrenos, los burgueses construyeron ahí sus casas de descanso al más puro estilo de las villas de fin de semana europeas. Asimismo, era la colonia que gozaba de los mejores servicios, congregaba a los apellidos de mayor abolengo en la ciudad y reunía a los capitalinos con un solo lema:
“Desde el punto donde usted se pare podrá ver el Castillo de Chapultepec”.
Para edificar los palacetes se contrataron a las mejores arquitectos del país y se ordenó que todas las casas que se construyeran en la colonia tuvieran por delante un jardín de 10 a 20 metros.
¿Por qué las calles se llaman cómo se llaman?
En la actualidad la colonia se compone de 31 edificios que tienen un interés histórico y 120 de interés arquitectónico.
Aunque muchas cosas han cambiado, las calles conservan sus primeros nombres. Casi todas están bautizadas según las principales ciudades europeas, esto se debe a que un diplomático llamado Ricardo García Granados quería rendirle un homenaje a los sitios en los que había vivido.
Los tres tipos de arquitectura de la Colonia Juárez
De acuerdo con los expertos, para visitar las calles que componen la Juárez hay que fijarse en tres tipos de arquitectura que representan las construcciones más icónicas del barrio.
En primer lugar, hay que ver las villas. Se trata de un tipo de casas con acabados triangulares, herrería de flor de lis, un símbolo francés cuya estructura es transparente. Desde fuera se pueden ver el cuarto de costuras, el salón de fumadores y el jardín donde la familia pasaba la tarde.
En segundo lugar están los palacetes. Otro tipo de inmuebles históricos que siguen en pie y son construcciones austeras caracterizadas por un jardín prominente en la entrada que en otras épocas servía también como caballeriza, y por su asombrosa puerta de entrada arriba, en la cual hay un balcón prominente.
Finalmente hay que destacar las casas señoriales. Son las más pequeñas, las más herméticas, ya que desde afuera no se puede ver nada y son las que se adaptaron como negocios después de la Revolución mexicana. Esta es la historia de la Colonia Juárez.