Decisiones, decisiones y decisiones. No importa que hagas, que estudies o que seas. Todos en algún momento de la vida nos hemos encontrado frente a la incertidumbre de tomar una decisión: ¿qué vas a estudiar? ¿qué quieres ser de grande? ¿en dónde quieres trabajar?
En la mayoría de los casos, estas preguntas se nos presentan en los años formativos, en los que ni siquiera estamos seguros de lo que estamos decidiendo y peor aún, se nos hace creer que la decisión que tomemos, terminará por dictar el futuro de nuestras vidas.
Es por ello que cuando me ofrecieron la oportunidad de entrevistar a James Quincey, CEO mundial de Coca Cola, no dudé ni dos segundos en decir que sí. Y es que, claramente no tengo idea de inversiones millonarias ni de índices bursátiles, pero siempre he tenido curiosidad de saber un poco más de los hombres que están detrás de las grandes compañías mundiales. ¿Son super hombres? ¿Super dotados? ¿Qué es lo que les ha permitido llegar hasta la cumbre, y sobre todo mantenerse?
Y es que en una era en la que estamos acostumbrados a escuchar historias de éxito, ¿por qué no hablar de las historias que forjaron a las personas de éxito?
La historia de James Quincey no es la clásica historia de un CEO superdotado, ni mucho menos de uno que heredo el imperio familiar; por el contrario, podríamos decir que su historia, es una historia de supervivencia y adaptación, que lo ha llevado de ser un estudiante de ingeniería electrónica a replantear su futuro en repetidas ocasiones, antes de ser nombrado Presidente y CEO de Coca Cola a nivel mundial.
Y es que ¿cómo explicar que un chico que estudió Ingeniería Electrónica terminó haciendo su camino en el mundo de los negocios?
A lo largo de mi charla con James Quincey, pude identificar algunos puntos o lecciones, que estoy seguro, serán de utilidad a más de uno al momento de tomar decisiones, decisiones y más decisiones.
1.- Reconoce tus fortalezas y debilidades
James Quincey: Cuando yo estaba todavía en la escuela, -estamos hablando de finales de los 70’s y principios de los 80’s- tenía que decidir qué estudiar en la universidad y la realidad era que mis fortalezas siempre fueron las cosas como las matemáticas, la física o la química. En aquella época, habían instalado en la escuela un Telitec, que era como una máquina de escribir, que conectaba a una de las empresas grandes de la ciudad donde yo crecí que es Birmingham, en la que podías hacer programas hiperbásicos. Y yo pensé bueno, esas cosas electrónicas son cool, además de que estaban apareciendo los primeros videojuegos como el Atari, así que para mi en ese momento, el futuro era el mundo de la electrónica.
Sin embargo, en algún momento del segundo o tercer año, me di cuenta que aunque me interesaba, había muchas personas mejores que yo para las matemáticas, para diseñar los chips y mucho más interesados en fabricar las cosas….En paralelo, me di cuenta que tenía una habilidad para ciertos temas en el mundo de los negocios. Entonces, al cursar la universidad, me di cuenta que mi futuro no estaba en el mundo electrónico u de casualidad, de esas pequeñas oportunidades de la vida, terminé encontrando una empresa que recién había llegado a Inglaterra, una empresa americana que se llamaba “Bain”, que en ese entonces fue liderada por el fundador Bill Bain y estaban buscando gente.
2.- Todo tiene un principio
La idea de resolver problemas de negocios, me atraía, sonaba muy interesante, así que hice la aplicación y entré. Así empecé unos diez, doce años como consultor. Fue un milagro, porque yo de joven fui inquieto y me interesaba qué había más allá, me interesaban las cosas nuevas, como la ingeniería electrónica.
Incluso, en algún verano trabajé para una empresa cuya expresión técnica es Line Login, que es cuando una empresa de petróleo hace un hoyo y tenías que bajar una máquina que tenía rayos x y todo tipo de cosas para tomar una foto de todo el terreno y así identificar dónde estaba el petróleo.
Y luego dices, ok, es muy interesante, pero luego bajó el precio del petróleo y no contrataban a nadie, así busqué otra cosa y encontré. Entonces siempre tuve esa inquietud, también siempre me interesó el mundo.
3.- El principio conlleva tomar riesgos
Un año después, levanté la mano para ir a abrir la oficina en Hong Kong, al lado de cuatro o cinco personas. Nadie sabía nada del país y tuvimos que hacer las cosas básicas, encontrar dónde vivir, arrancar el proyecto y luego fuimos a Corea del Sur en 1989. Después, salí de esa empresa para ser el empleado número seis en una startup de consultoría, así que podría decir que nunca tuve miedo a los riegos, munca tuve ese famoso plan de carrera. Porque mi motivación nunca fue el seguír un plan. Si tenía que dar tres pasos para llegar, entonces esos eran los tres pasos para llegar y hacía lo que tenía que hacer. Esa nunca fue mi manera de trabajar. Hacía lo que me gustaba y yo decía, fantástico, lo voy a hacer muy bien y en dado caso, me preguntaba ¿me va a interesar esta cosa? sí o no. ¿Es interesante, es diferente, es retador?
4.- “Si no lo haces, no lo vas a hacer nunca”
Cuando estás en una industria como la consultoría, llegas a una cierta edad en la que o te quedas en esa industria siendo proveedor de servicios por otros 10 o 20 años, o vas a pasar al lado corporativo o vas a arrancar tu propia empresa.
A ese punto llegas cuando uno tiene 35 o 40 años, y si no lo haces, no lo vas a hacer nunca. Entonces para mí, llegó ese momento y me llamaron de Coca-Cola, simplemente me dijeron: “tenemos esta idea” y dije, ok.
Nueva empresa, nueva ubicación, nuevo todo. Entonces fuimos a Atlanta y de cierta manera nunca me preocupé por la incertidumbre, nunca me preocupé por el cambio, sino que vi todo eso como una oportunidad de explorar y ver nuevas cosas. Es una oportunidad para el conocimiento y una conexión a cosas distintas, nuevas y diferentes, que siempre me ha gustado. Entonces para mí esa gran incertidumbre, realmente fue una oportunidad de explorar algo.
Estamos hablando de 1996, y desde entonces, James Quincey ha desempeñado diversos cargos en Coca Cola, desde Director de Estrategia de Aprendizaje para el Grupo de América Latina, hasta presidente de la división europea de la multinacional, compuesta por 38 países, antes de ser nombrado el 1 de mayo de 2017 como Consejero Delegado de la compañía a nivel mundial.
5.- “Si quieres ser líder, tienes que liderar”
Y bien dicen que los líderes reflejan los valores de sus empresas y si hablamos de un sujeto que ha sabido adaptarse a las condiciones y reinventarse una y otra vez, hablamos de una empresa que también ha tenido que saber adaptarse a los nuevos tiempos y nuevas exigencias por parte de sus consumidores, dejando de ser “sólo un refresco” para convertirse en una empresa que hoy en día cuenta con un gran portafolio de productos, y un enfoque particular en solucionar temas clave como la sustentabilidad o la gestión del agua.
James Quincey: Si quieres ser el líder, tienes que liderar. Nosotros creemos que no puede existir un negocio vibrante, sin una sociedad vibrante.
Entonces, lógicamente, si queremos seguir siendo el líder, pues hay que liderar. Si queremos una sociedad vibrante, hay que resolver el problema, que es, en términos simples: lograr una eficacia en el uso de recursos naturales mucho más allá de lo que tenemos hoy, para que todos puedan gozar del mismo desarrollo económico.
Y siendo esa la respuesta obvia, pues vuelvo a mi negocio y vemos qué tenemos que hacer para ser parte de esa solución.
El agua, es evidentemente el ingrediente más básico de una bebida, así que tenemos que demostrar que nosotros no estamos reduciendo la disponibilidad de recursos naturales de el agua potable, por lo que hace algunos años, hicimos un compromiso para devolver toda el agua que usamos en nuestros productos al mundo para el año 2020, y afortunadamente, cumplimos nuestra meta desde el 2015.
Ahora lo segundo y lo más obvio es el empaque. Porque, bueno, las bebidas no pueden existir si no existe el empaque, entonces, si queremos tener una evolución a escala creciente, hay que ser consciente de que por lo menos tendremos que reducir el uso de recursos naturales en al menos en dos terceras partes. Lo ideal es que podamos lograr o acercarnos a lo que logramos con el agua. Entonces podemos crear una economía estructural.
El PET, el aluminio y el hierro tienen un valor intrínseco. ¿Por qué? Porque si lo pudieras recuperar, lo puedes reconvertir en un nuevo empaque, sin usar nuevos recursos. Entonces, nuestra idea es que para el 2030, vamos a poder recuperar una botella o una lata por cada una que vendamos y que todas sean recicladas, y de paso, nos pusimos el objetivo de usar el 50% de este material que estamos recuperando, en empaques nuevos, que dicho sea e paso, estamos alineando todos los empaques para reducir el contenido del material, y eso también ayuda a (reducir) la huella ecológica.
6.- Lo mejor que puedes hacer, es lo mejor que puedes hacer.
Antes de despedirnos, no pude resistir las ganas de preguntar a James Quincey por su manejo de estrés al liderar una compañía tan importante como Coca Cola, y sobre todo, ¿cómo saber tomar las decisiones difíciles que siempre se tienen que tomar?
James Quincey: Sí. Mira, hay que arrancar con la idea de que lo mejor que puedes hacer es lo mejor que puedes hacer y si no es suficiente, pues que me reemplacen, porque yo puedo dar, lo que puedo dar. Entonces si comulgas con esa idea, haciendo tu mejor esfuerzo posible, pese a lo que sea….
Ese es el primer punto.
Sí, traté de mejorar, traté de aprender, lo que sea, pero hice lo mejor que pude.
Dos: que va a llegar el momento de tomar las decisiones difíciles, que a veces, van a afectar gente y hay que tomar una postura. O que no te importe, o que todo lo vamos a hacer con dignidad y humanidad, aunque cueste más.
Creo que se lo debemos a la sociedad, especialmente porque que ya estamos entrando en un futuro donde las habilidades necesarias para lo puestos de trabajo pueden cambiar en los próximos 10 o 20 años por la inteligencia artificial, así que puede ser que necesitemos muchos tipos de habilidades de la gente que trabaja para la empresa.
Entonces, lo que yo veo es: Yo les debo de entrenar para que puedan llegar al futuro, aunque no sea conmigo, por que eso es lo que le debo al empleado.
Que yo les ayude a estar lo más preparado posible para el futuro. Evidentemente, creo que no solo es bueno para ellos, sino que a lo mejor yo también voy a beneficiarme porque voy a tener un poco más de lealtad.
Pero desde otro punto de vista, esto me ayuda a guiarme para ver cómo le voy a hacer con una honestidad y autenticidad, hacia el futuro y entonces pueda pararme enfrente de todos los empleados y explicar que lo estamos haciendo es para lograr la mejor decisión para la empresa y todos y cada uno de ustedes para el futuro.
Sí hay cosas complicadas, pero con eso yo creo que logras la comprensión de las personas y una aceptación, incluso un respeto por haber tomado las decisiones difíciles, porque también han logrado preparar el terreno.
Las cosas no te van a esperar. Hay mucha gente, y si las cosas no se hacen simples y claras no van a ir hacia el futuro.
Tal vez esta última frase, sea una de las que mas me quedó resonando en la cabeza. Y es que ¿cuántas veces no hemos tenido una ‘gran idea’ que nunca concretamos por ‘falta de tiempo’? ¿Cuántas veces no hemos dudado de nosotros mismos, cuestionándonos si “seremos lo suficientemente buenos”, cuando ni siquiera lo hemos intentado?
Tal vez esta no fue una charla de inversiones millonarias, ni de índices bursátiles, pero si, una charla de un chico normal, como cualquier otro, que se ha encontrado con retos, toma de decisiones y sobre todo, con muchas situaciones en las que muchos de nosotros nos hemos encontrado, sin saber qué hacer, ni a quién preguntar, cuando tal vez, la mejor respuesta esté en nosotros mismos.
Horas después de tener esta conversación, James Quincey recibió en España el Premio Esade 2019 por su liderazgo empresarial, así como por su compromiso con la innovación, confirmándolo como uno de los CEO’s más relevantes a nivel mundial. Un CEO que no tiene secreto alguno, que se caracteriza por su nivel de adaptación, que ha sabido reconocer sus fortalezas y debilidades y sobre todo, ha sabido aprovechar las oportunidades. Algo, que tal vez, todos podemos hacer.