Después de los ataques terroristas en París, muchos países europeos se encuentran con lo nervios de punta ante la posibilidad de que un incidente similar ocurra en sus tierras.
Este miedo se ha extendido de tal manera, que incluso un sonido fuerte puede causar una reacción muy exagerada. Como lo que paso en Manchester, Inglaterra, donde un hombre tras escuchar un ruido muy fuerte, como el de disparos, saltó de la ventana de una cafetería.
Al caer se rompió el brazo, pero a pesar de esto se dirigió a un banco a pedir ayuda. Los demás asistentes en la cafetería no reaccionaron, a pesar de que si creyeron encontrarse bajo ataque:
“Yo esperaba ver a personas utilizando balaclavas mientras subían cargando armas. Otros empezaron a correr hacia los balcones, pero se encontraban cerrados.”
Sin embargo, toda la conmoción se debió a un grupo de niños que se encontraban jugando con bandejas, las cuales azotaron numerosas veces en el suelo, provocando fuertes estruendos.
Las autoridades fueron llamadas debido a los disturbios, pero después de analizar las cosas, determinaron que no había acciones a perseguir.
En fin, entendemos el miedo que esto puede ocasionar, pero tal vez lo mejor sea el pensar un poco más antes de actuar.