En diciembre de 1943, los 152 habitantes con los que contaba el pueblo de Imber, en Wiltshire (al sudoeste de Inglaterra), tuvieron que evacuar sus casas debido a la Segunda Guerra Mundial.
En aquel momento, las autoridades inglesas les dijeron que el pueblo sería usado como área especial para el ejercito estadounidense que se preparaba para realizar la hoy famosa operación del Día D (Desembarco de Normandía), y se les dio 47 días para que abandonaran sus hogares, a los que jamás pudieron volver.
Así, durante los últimos 70 años este pueblo permaneció abandonado.
Fue hasta hace poco que Imber comenzó a usarse como centro de formación para el Ministerio de Defensa. Finalmente el pasado fin de semana este pueblo fantasma nuevamente abrió sus puertas al público en general durante la celebración de una fiesta nacional.
Sin duda los pueblos fantasma guardan un encanto y melancolía del que es difícil escapar, es como un viaje en el tiempo que resulta inquietante.