Sabemos que todavía existen personas buenas en este mundo y en muchas ocasiones creemos que sería mejor saber en dónde es que se encuentra cada una, pero la realidad es que las buenas acciones no necesitan aplausos (aunque siempre son un gran gesto), ni reconocimientos y medallas. Aun así, no podemos evitar aplaudir las acciones de este hombre, quien durante años ocultó su fortuna y no fue hasta su muerte que se descubrió, todo gracias a que la donó a diferentes asociaciones dedicadas a la caridad.
Este año murió Naiman, un hombre de 63 años que se dedicaba al trabajo social. Según cuentan algunos de sus amigos, él solía ser una persona humilde que arreglaba sus zapatos con cinta adhesiva, buscaba regatear en los supermercados e invitaba a comer a sus amigos a restaurantes de comida rápida. Por todo lo anterior, ninguno de sus allegados pensó que fuera una persona con mucho dinero, pero dejó a todos con la boca abierta cuando se dio a conocer que donó 11 millones de dólares a diferentes organizaciones que ayudan a los pobres, enfermos, discapacitados y abandonados.
Según WishTV, Naiman era también un hombre solitario y aunque no tenía esposa ni hijos, rara vez gastaba su dinero en algo para él. De hecho, sentía una gran preocupación por los niños abandonados. Además, sus amigos creen que gran parte de su preocupación por los otros se debe a que su hermano mayor era discapacitado, aunque no solía hablar de eso.
Naiman trabajó en el Departamento de Servicios Sociales y de Salud de Seattle pero en ocasiones se hacía de otros empleos, de los cuales ahorró lo que ganaba y lo invirtió, logrando así hacer crecer su fortuna.
“Es realmente un regalo para todos nosotros ver esa demostración pura de filantropía y amor“, dijo Jessica Ross, directora de una de las organizaciones de caridad beneficiadas por Naiman.