Es increíble la clase de personas que se puede encontrar uno en esta vida, incluso viviendo junto a ti. Un hombre denunció que su perro fue baleado por su vecino sólo porque entró a su jardín… ¡mientras perseguía a una ardilla!
El perro en cuestión es un labrador de ocho años, según reportó Marlon Caballero, su dueño. El susodicho vecino se habría molestado porque entró a su jardín, razón que creyó suficiente para dispararle nueve veces (¡¡¡HDLCH!!!).
El vecino le disparó al perro hasta dejarlo herido y después lo remató
Todo esto sucedió en la ciudad de Pomona, allá en California. Marlon Caballero declaró a Fox LA que fue testigo de cómo su vecino le disparó sin más al perro en tres ocasiones inicialmente; lo dicho, sólo porque el animal se metió a su jardín cuando jugueteaba persiguiendo a una ardilla.
Señaló que salió de inmediato de su casa para pedirle al vecino que dejara de disparar, pero al verlo, el agresor decidió soltar seis balazos más a la pobre mascota.
El perro cayó al suelo al recibir los primeros disparos, pero cuando Marlon le pidió al vecino que lo dejara ya que aún estaba vivo y podía rescatarlo, éste lo mató con el resto de los balazos.
“Compré esta propiedad únicamente para mi perrito, para correr libremente. Que esto suceda es inimaginable”, señaló Marlon, quien aquel día pidió ayuda al 911 y afortunadamente la policía detuvo a su desquiciado vecino.
El tipo fue detenido el día de la agresión, pero apenas comenzará su proceso
Fue al mediodía del pasado 27 de noviembre cuando se dio la agresión contra el labrador negro, el cual respondía al nombre de Canine. Sin embargo, el caso se viralizó esta semana porque apenas se hicieron públicos los cargos contra el agresor: crueldad animal y disparar un arma de fuego en vía pública. Este mes de diciembre tendrá que comparecer ante un juez.
“Es difícil, ni siquiera puedo dormir por la noche solo pensando en cualquier pequeño ruido que escucho afuera”, dijo también Caballero en la entrevista al mencionado medio. Temen represalías de algún conocido de su vecino, el cual por cierto, tenía poco de haber llegado al vecindario; casi no lo conocían más que de vista.
Lo que debe tener en la cabeza ese tipo para hacer algo así… ¡¡Neta qué coraje!!
