Si la carrera por conquistar el espacio va tan avanzada, era de esperarse que algunas personas ya piensen en establecer algún tipo de patrimonio a futuro “en el infinito y más allá”. Tal es el caso del abogado Izram Ali, quien confiando plenamente en su espíritu emprendedor, no dudó en comprar un terreno en la Luna por unos buenos dólares.
El hombre pakistaní recibió un certificado de propiedad y aunque al principio andaba bien feliz con su adquisición, lo cierto es que casi de inmediato se las olió sobre lo que en realidad estaba sucediendo: una estafa tan increíble como cierta…. Bienvenidos a la nota idiota del día.
¿Una estafa ‘de otra galaxia’?
Izram Alí seguramente pensó que si el multimillonario Elon Musk pudo enviar un Tesla al espacio; si China logró conquistar Marte; si Jeff Bezos está a punto de inaugurar el turismo espacial y tomando en cuenta que no falta tanto para que la gente comience a colonizar la Luna, él no se podía quedar sin sus tierritas. La cosa es que, con más optimismo del que podríamos esperar, a nuestro protagonista del día se le hizo fácil comprar algunas hectáreas en la Luna.
Alí señaló a un diario local que en el 2020, se topó con un anuncio en redes sociales donde se anunciaba la venta de espacios lunares. Sin dudarlo, envió una solicitud a la empresa ‘Lunar Company’ para comprar un par de terrenos en el satélite natural de la Tierra. Después de hacer el depósito por 130 dólares (poco más de 2,500 pesos al cambio actual, la firma le acaba de enviar un certificado de registro, donde se le declara propietario de las hectáreas numeradas del 1393 al 1397, ubicadas en ‘El Mar de los Vapores’, al suroeste de la cara visible de la Luna.
Además, Alí confió en la transacción ya que una supuesta empresa llamada ‘Embajada Lunar’ le proporcionó un mapa que mostraban sus terrenos en la Luna. Para variar, como recoge el sitio ‘Gulf’ Today’, los supuestos documentos de adquisición se le enviaron por correo tradicional -ya sabes, en papel-, lo que él interpretó como una buena señal.
Sin embargo, esto no se trataba más que de una estafa legal, aunque de momento, se sintió el sujeto más afortunado del planeta. Primero por ser poseedor de una parte de la Luna y después, por no haber invertido tanto dinero.
Patrimonio común de la humanidad
Al igual que muchas de las empresas que venden estrellas, la compañía que vende terrenos en la Luna también está registrada en Estados Unidos. No obstante, tanto como los planetas, como los cuerpos celestes, o cualquier otra cosa en el espacio, no le pertenecen a nadie y bueno, aunque esto parece algo lógico a luces, ya vimos no todos se la saben.
Eso sí, nunca faltan los que se quieren pasar de listos. El empresario Dennis Hope, reclamó la Luna como suya desde 1980, mientras que, el español Jenaro Gajardo Vera, obtuvo un poder notariado que lo certificaba como único dueño del satélite natural. Christopher Lamar, por su parte, no se quiso quedar atrás y desde el 2014, se autoproclamó CEO de la ‘Embajada Lunar’, la empresa que vende los terrenos lunares.
Pero, que no te vean la cara de juat… el Tratado de las Naciones Unidas para asuntos del Espacio Exterior, firmado por 129 naciones, entre las que destacan China, Rusia, Reino Unido y Rusia, entre otros, prohíbe explícitamente a cualquier gobierno la reivindicación de recursos celestes, incluyendo los terrenos en la Luna, por estar catalogados como patrimonio común de la humanidad.
No sabemos qué está peor, si el fraude o la propuesta de enviar óvulos y espermatozoides al satélite para preservar la especie. Ya te la sabes ahora sí. Ahí te dejamos el dato para que no te la quieran aplicar al rato.