Conoce la estremecedora historia de Qian Hongyan, una joven china que tuvo que superar una serie de terribles adversidades. Desde el abandono, hasta el accidente que trajo como consecuencia que le amputaran las extremidades inferiores, recibiendo el terrible apodo “la niña pelota”. Sin embargo, con el tiempo y con mucha fortaleza, logró convertirse en ganadora paraolímpica de natación. Sí… está es una historia llena de inspiración que quizá te ayude a ver la vida de una manera diferente.
Ya lo decía Bertolt Brecht, hay personas “que luchan por un día y son buenos, hay quienes luchan por un año y son mejores, pero hay quienes luchan toda la vida: esos, son las imprescindibles”, y tal parece que esta frase aplica a la perfección para Qian Hongyan, quien fue marcada desde su nacimiento con el abandono de sus padres biológicos. Pero todo cambió para ella cuando una humilde, pero amorosa familia la acogió en la zona rural de Yunnan, al suroeste de China.
Cuando Qian Hongyan tenía cuatro años, un camión impactó directo sobre ella, teniendo como consecuencia la amputación de ambas piernas. La familia estaba destrozada teniendo en cuenta que la pequeña Qian, quien jamás volvería a correr, jugar o desplazarse sin ayuda.
Pero bien dicen que el arma más poderosa del mundo, es el amor familiar. A su abuelito se le ocurrió partir un balón de basquetbol, el cual encajaría a la perfección con el tronco de Hongyan. Este mismo señor le enseñó que el accidente no sería un impedimento para truncar sus sueños, y así fue como talló dos pedazos de madera, para que su nieta pudiera moverse de un lado a otro con la ayuda de sus manos.
Muy pronto, el nombre de Qian Hongyan pasó al olvido, pues los habitantes de la región y sus compañeros de la primaria, la comenzaron a llamar “La niña pelota” o “Basketball girl”, apodo que en parte le ayudó a captar la atención de Internet y de los medios locales. Cuando cumplió 10 años, el Centro de Rehabilitación de China en Beijing, le ofreció un par de prótesis; sin embargo, en el 2005, la tecnología no estaba tan avanzada como hoy en día, y la niña de 10 años utilizó durante un tiempo piernas de palo.
Para su familia de escasos recursos, era imposible viajar a otras ciudades o siquiera continuar con los tratamientos, pero para Qian Hongyan, el rendirse nunca fue una opción. Pronto se unió al equipo de natación local para discapacitados. Al principio, le fue muy difícil aprender a flotar, pero con su perseverancia, no tardó mucho en hacer a un lado su discapacidad para convertirse en una campeona.
No pasó mucho para que se convirtiera en dos veces medallista olímpica. Ganó el oro en el Evento Paraolímpico de Natación en China, nadando 100 metros libres estilo mariposa, subió al medallero de los Juegos Paraolímpicos de Londres 2012 y sorprendió a los 45 millones de habitantes que hay en su ciudad natal cuando se llevó el oro en los 100 metros de pecho durante los Juegos Paraolímpicos de Yunnan, mientras que en los Juegos Paraolímpicos de Río 2016, ya era toda una master.
Qian Hongyan celebró su mayoría de edad despidiéndose de su apodo. A sus 18 años se sometió a una nueva cirugía para recibir una nueva prótesis, pero esta vez serían un par de piernas artificiales moldeadas en tercera dimensión que se asemejan mucho a unas reales. Después de tantas frustraciones, tenacidad, lucha continua y una vida nada fácil, pudo dar vuelta a la página y tener una vida normal.
Desde el 2017, se unió a la comunidad de Instagram, siendo su primera y única red social donde podemos seguir su historia de propia voz. Se puede percibir la alegría con que goza de sus nuevas piernas. Textos como “Déjame volar”, o imágenes de su regreso a Beijing, así como su última publicación realizada el 3 de noviembre del 2019, donde muestra una estación de tren, acompañada por el texto “Ve a casa en tren”, dejan ver que sus peores días han pasado a la historia.