Muchos se están preparando para celebrar el Día del Padre, una fecha muy especial creada para honrar a ese buen hombre que se encargó de criarnos, cuidarnos y vernos crecer hasta convertirnos en lo que somos ahora. Y sí, vivimos en una era en donde cada día parece estar rodeado de alguna extraña teoría de conspiración, en la que se suele decir que tal o cual fecha ha sido creada o inventada por las grandes tiendas para incentivar nuestro consumismo.
San Valentín, Día de Reyes, etcétera. Si hay una fecha que está rodeada de sospechas, esa es el Día del Padre, que para muchos no es más que una respuesta mercantil al 10 de Mayo. Pero en realidad, engloba muchísimo más de lo que algunos alcanzan a ver.
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Los orígenes del Día del Padre
Se sabe que la conmemoración del amor a los padres se ha celebrado en Europa desde el siglo XIV y que por esos tiempos, se tomaba en cuenta cada 14 de marzo. Tiempo después, algunas costumbres de ese lado del charco llegaron a América junto con la Iglesia católica, pero la fecha no fue establecida hasta muchos años años más adelante.
A pesar de que su origen en nuestro continente todavía se encuentra en disputa, se cree que el Día del Padre nació gracias a una mujer estadounidense llamada Sonora Smart Dodd, proveniente de Washington. Esto ocurrió en 1910, cuando ella quiso rendir homenaje a su padre, Henry Jackson Smart, un veterano de la guerra civil que tuvo que cuidar a sus seis hijos por su cuenta tras la muerte de su esposa.
Con la intención de poder reconocer a quienes, como su progenitor, tenían una doble función de educación y crianza de los hijos, Dodd inició una campaña para que el día fuera declarado oficial en su honor. Otros piensan que el concepto de aquel día fue sugerido por Grace Golden Clayton en 1908. Usando como motivación la explosión de una mina que mató a más de 360 hombres, la mujer de West Virginia opinó que los niños en Fairmont, su pueblo, necesitaban una fecha especial para recordar a sus padres.
Los presidentes estadounidenses ya apoyaban aquel día desde 1924 gracias a Calvin Coolidge, pero fue hasta 1966 que el presidente Lyndon B. Johnson declaró que éste debía celebrarse el tercer domingo de junio. Para 1972, el presidente Richard Nixon declaró el Día del Padre como una festividad permanente y no pasó mucho tiempo para que se extendiera a Europa, América Latina, Asia y África.
Así es como llegamos a la época actual, donde cada persona en el planeta tiene una manera especial de recordar a su papá por qué es el mejor sujeto que ha existido. Algunos buscan un buen lugar para comer y ver algún partido, otros prefieren un encuentro más personal y buscan un sitio dónde beber una cerveza en silencio, también hay quienes arman toda una reunión familiar y festejan con regalos y mucho ruido. Existen muchas maneras y nos quedamos cortos de ideas.
Porque no nos hagamos; no importa qué tanto digamos que nunca cambiaremos pañales o aguantaremos el vómito de alguien más sobre nuestros hombros. Ser padre es algo que no sólo se debe de celebrarse, también es una fecha para refrendar el compromiso que uno adquiere con sus hijos. Porque en esta vida, uno puede cambiar de casa, de trabajo de esposa o de país pero uno nunca puede cambiar de hijos, ni mucho menos, se puede cambiar de padre.
Nunca es tarde para decir a su padre que lo aman y darle las gracias por tantas buenas lecciones de vida. ¡Denles un abrazo y pásenla increíble con ellos!