Cuando llegó la pandemia, más allá de cambiar las rutinas tuvimos que adaptarnos a una nueva normalidad, esa donde la despensa llega de la mano de un repartidor, las clases ahora se ven por televisión o en videollamada, los restaurantes te reciben con gel antibacterial o con un pedido para llevar, y las jornadas de trabajo parecen interminables.
Todos tenemos esa historia. Pero ¿has pensado que para que tu vida sea lo más normal posible hay héroes sin capa que se rifan día a día desde su trinchera? Los primeros que se nos vienen a la mente son los trabajadores de la salud, quienes ni siquiera han tenido tiempo de ajustarse a la nueva normalidad, sin horario, con cansancio constante siempre listos para lo que venga.
Ellos no son los únicos. Hay personas que con su esfuerzo diario hacen funcionar la rutina de toda la comunidad. Héroes en quienes nos apoyamos día a día, quienes siempre están ahí cuando más los necesitamos: los rostros de las tienditas de la esquina.
Ellos y ellas que tuvieron que adaptar sus espacios para cuidarnos todos, los que siguen surtiendo desde temprano para que puedas hacer tu home office con tu pan o leche favorita, lo que abren hasta noche por si se te olvidó comprar algo de cenar.
Todos y cada uno de ellos han mantenido sus tienditas abiertas porque es su único ingreso, porque son un pilar de su comunidad y para que tú puedas cuidarte y conseguir todo lo necesario haciendo tu día a día lo más normal posible.
¿Y qué me dices de los repartidores? Medicinas, comida, artículos de primera necesidad o de gran comodidad llegaron gracias a aquellos y aquellas que recorrieron ciudades cuando el encierro fue más duro.
¡Y cuántas historias de maestros que han aprendido a dar clases virtuales! Todos y cada uno de ellos son héroes anónimos porque, ya sea por necesidad o por voluntad propia, han permitido que todo nuestro mundo siga adelante, mientras algunos otros nos cuidamos en casa.
Todos conocemos a alguien. Todos tenemos a un héroe que nos ayudó a mantenernos protegidos. Tal vez somos uno de ellos. Hoy, más que nunca, es momento de agradecer a la gente que siempre estuvo ahí, que sigue de pie.
Todos, con nuestras acciones, podemos convertir nuestra comunidad en un lugar mejor. Todos somos héroes anónimos.