Tristemente, en los últimos años, varias especies de animales se han extinguido sin que el hombre (el principal enemigo) pueda hacer algo para evitarlo… Sin embargo, esta tortuga de la Isla Galápagos para nada necesitó que le echaran la mano. Él solito, sacó agua del pozo y logró que los de su especie estén un rato más en este loco mundo.
Gracias a las hazañas sexuales de Diego (nombre con el que se ha bautizado a la tortuga en cuestión), su especie ha sido retirada de la lista de animales en peligro de extinción. Este macho alfa de más de 100 sabios y querendones años fue capaz de engendrar a más de 800 descendientes.
Según reporta The Independent, hace cincuenta años había pocas probabilidades de que las Chelonoidis hoodensis (tortugas gigantes de La Española, pa’ los cuates) duraran mucho tiempo: sólo había dos machos y seis hembras en la isla; además se consideraba que en otro medio no podían ser criadas con éxito.
Fue entonces que se supo que en el zoológico de San Diego se encontraba Diego (muy original su nombre)… así que lo llevaron a las Galápagos para que se reencontrara con los suyos. Ahí, el garañón nomás dijo: “échenme unos ostiones, dos vuelve a la vida y déjenme a las chicas un fin de semana”… y bueno, el resto es historia. “Hicimos un estudio genético y descubrimos que era el padre de casi el 40 por ciento de los descendientes liberados en el medio natural, en La Española”, señala Washington Tapia, especialista en el Galapagos National Park, lugar en el que Diego se encuentra.
“Yo no diría que [la especie] se encuentra en perfecto estado de salud, ya que los registros históricos muestran que probablemente solían ser más de 5 mil tortugas en la isla. [Ahora, son menos pero] es una población que está en muy buen estado… y en crecimiento, que es el más importante”.
