Desde el inicio de los tiempos, México es un país de paisajes surrealistas capaces de desafiar la imaginación más audaz. Para ejemplo de esto, basta dar un vistazo a las Coloradas, una colección de ojos de agua perfectamente rosados que solo verlas nos hace soñar con un planeta lejano en el que agua no es azul sino más bien rosa profundo.
Y aunque estas posas de líquido rosa invitan a cualquiera a sacarse la ropa y a nadar entre el cielo azul y el magenta del agua, en realidad lo que vemos aquí no es un lago y tampoco es una playa natural, es más bien una fábrica de sal inmensa.
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Se trata de una salinera ubicada al norte de la Península de Yucatán, muy cerca del municipio de Río Lagartos, que se compone de más de 2 mil hectáreas. Es la casa de al menos 200 especies, algunas en peligro de extición, y el sustento para más de 300 familias.
En importancia, está salina ocupa el segundo lugar nacional y produce para nuestro consumo entre 800 y 900 mil toneladas de este mineral al año. Eso significa, en otras palabras, que cada vez que vemos un salero, posiblemente se ha llenó gracias a este paraíso único en el planeta.
La pregunta del millón, ¿por qué el agua de las coloradas es rosa?
En este pedazo de paraíso hay 24 lagunas inmesas, que son conocidas como evaporizadoras y son donde se realiza toda la extracción de la sal a través de la evaporación del agua, el sol, el viento y la pericia de los expertos que literalmente pasan sus días pasando agua de un estero a otro.
Este proceso puede tardar aproximandamente uns 10 meses y el resultado son olas de sal y montañas blancas de cloruro de sodio por todos lados. Hay que destacar que, salvo algunos avances tecnológicos, esta forma de extracción se usaba desde los mayas.
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Por otro lado, el rosa –tipo la flor más rosa que hayan visto– aparece gracias a un pequeño crustacio llamado Artemia, que además de ser alimento de la flamingos, ayudar al proceso de salinización. También se debe a la presencia de la bacteria roja halofílica, que a su vez es la que pinta de ese color las plumas de los flamingos.
Instrucciones para visitar Las coloradas
Este sitio queda a tres horas en coche desde Mérida o Cancún. Para llegar se atraviesa una de esas carreteras sacadas de un cuento. Por un lado manglares, llenos de cocodrilos y oxígeno, por otro los primeros ojos de agua rosa.
Debido a su importancia y a los esfuerzos que se hacen para no contaminar el lugar, la única forma de entrar a este es con la compañía de un guía turístico. El recorrido dura 30 minutos y la mejor hora para cocerlas es al medio día ya que entre más sol haya, más rosa se ve el horizonte.
Es importante aclarar que no se puede nadar, vamos ni meter los pies en la orilla. Tampoco se pueden llevar drones ya que en una ocasión se cayó uno y la batería contaminó todo el agua.
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Lo que sí se puede es caminar entre el rosa, sentir el sol en la cara y agarrar un puño de sal. También se puede contemplar el osais rosa desde un melancólico mirador de madera donde aparecen de pronto todos los colores del mundo.
Finamente, la entrada nacional cuesta alrededor de $143 pesos para los mexicanos y 10 dólares para los extrangeros.
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Ahora la pregunra sería: ¿Cuándo vamos?