Cuando Alemania invadió a la Unión Soviética en 1941, cientos de mujeres se unieron a la guerra, enlistándose para puestos de enfermeras, cocineras, secretarias e incluso, como francotiradoras. Más de 2,000 ciudadanas soviéticas fueron entrenadas como tiradoras y asistieron a los campos de batalla más peligrosos que existieron en esa época.
Quedándose lejos de sus compañías y permaneciendo totalmente quietas por horas para evadir ser detectadas, estas mujeres con nervios de acero, esperaban a tener un tiro limpio y certero. Muchas historias de su naturaleza letal, sus sacrificios y su sentido del deber, se difundieron por todas partes, creando para ellas una gran reputación.
“Molíamos a los soldados de Hitler como si fueran semillas.”
Como gran ejemplo de lo que hablamos, tenemos a una ex maestra de jardín de niños, conocida como Tanya Baramzina, quien por sí sola se despachó a 16 soldados enemigos en el Frente Bielorruso, mientras aún estaban descendiendo en paracaídas. Antes de ser capturada y ejecutada, aniquiló a otros 20 hombres.
Lejos de la notoriedad, también estaba Lyudmila Pavlichenki, quien se ganó el apodo de “Lady Death”.
Nació en una villa en las afueras de Kiev, Ucrania y desde pequeña, Pavlichenko tenía un espíritu competitivo. Después de escuchar que una de sus jóvenes vecinas contaba sus proezas como tiradora, decidió comenzar a practicar con el rifle.
Estaba estudiando una Maestría en Historia en la Universidad de Kiev, cuando los alemanes invadieron, e inmediatamente se enlistó. Muchos reclutas trataron de convencerla de convertirse en enfermera, pero ella insistió en tener un puesto de combatiente.
Durante unos meses, peleó en Odessa y Moldavia junto a la vigésimo quinta División Chapayev de Rifles. En ese tiempo, ganó una increíble reputación por su estilo sigiloso y preciso durante el combate, debido a que ella sola se deshizo de docenas de soldados.
El ejército le asignaba las misiones más peligrosas, incluso las de derribar a otros francotiradores, que implicaban intensos duelos a muerte durante días, entre expertos tiradores. Su fama creció tanto, que hubo un punto en el que los mismos alemanes trataron de sobornarla para que se cambiara de bando, ofreciéndole puestos como oficial y hasta chocolates.
Wow…
En menos de un año de combate, Pavlichenko tenía 309 muertes confirmadas, incluyendo 36 francotiradores enemigos. Eso la convirtió en una de las tiradoras más letales de la historia.
Con el paso del tiempo Lyudmila viajó a Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña para dar soporte a los aliados del Segundo Frente Europeo, liberando al mismo tiempo un poco de presión de sus compatriotas soviéticos.
“Caballeros, tengo 25 años y he matado a 309 ocupantes fascistas hasta ahora. ¿No creen que se han estado escondiendo detrás de mi espalda por demasiado tiempo?”
Tras su regreso a Rusia, esta mujer fue promovida a mayor y se le entregó el título de Heroína de la Unión Soviética, el honor más grande de su país.
Después de entrenar a más francotiradores para la guerra, ella regresó a la Universidad de Kiev para continuar sus estudios y escribir otro capítulo de su vida.
“Ahora soy vista hacia arriba como a una curiosidad, un objeto para los encabezados de los periódicos. Pero en la Unión Soviética, soy vista como una ciudadana, una peleadora, como un soldado para mi país.”
Seguramente pensaban que todos los héroes de guerra eran hombres, ¿no? Bueno, ahora conocen a un par de mujeres que podrían hacer ver a Rambo como a un principiante.