Cuando hablamos de Remedios Varo, hablamos de una artista completa que fue muchas cosas en su vida, pintora, escultora, escritora, activista, un poco bruja e hispano mexicana.
Afortunadamente para nosotros, los mexicanos, este fue su país de corazón, el sitio donde pudo encontrarse así misma. El lugar que la acogió y la encumbró durante sus cortos 55 años de vida.
Y es que aunque nació en un pequeño pueblo catalán, al otro lado del charco, aquí encontró su propia voz y creó un universo habitado por personajes imposibles que pertenecen más al mundo onírico que al real.
México, en particular la CDMX, es también el único país del mundo que cuenta con una notable colección de su obra. El Museo de Arte Moderno, enclavado en Reforma, guarda celosamente algunas de las pinturas y dibujos más icónicas de su corta, pero prolífica carrera.
A propósito de esto y para rendirle el homenaje que se merece, reciénteme se inauguró Disrupciones de lo real, una exposición en el Museo de Arte Moderno que estará abierta para todos los capitalinos hasta marzo del 2023.
Sobre la exposición de Remedios Varo
Disrupciones de lo real es una muestra integrada por 39 piezas que por su importancia han sido declaradas monumentos artísticos.
El objetivo de esta exhibición no es otro que adentrarnos en la intensa vida de Remedios Varo. Además de sus obras, los visitantes podrán atestiguar su correspondencia, leer paginas de su diario personal y ver su proceso creativo a través de una buena colección de bocetos.
Hay que destacar que la exposición está dividida en dos ejes temáticos. Está centrada en la rareza de lo habitual y el velo entre los mundos. Ambos ejes nos permitirán comprender esa frontera indivisible que hay entre los sueños y la realidad.
La muestra estará hasta el 23 de marzo del 2023 de martes a domingo en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, por favor no se la pierdan.
Hablemos de Remedios Varo
Más que una de las representantes más connotadas del movimiento surrealista, Remedios Varo fue una artista difícil de clasificar. Cada cuadro que pintó fue una pequeña historia deconstruida, sin límites posibles, capaz de transportarnos a universos misteriosos.
Aunque le tocó vivir la parte más convulsa del siglo XX, fue una mujer adelantada a su época. Su historia comenzó en 1908, Anglés, un pueblo laberíntico dedicado a la minería que le ofreció la posibilidad de desafiar los espacios y de leer a Poe sin que nadie la viera.
Se formó en la Academia de San Fernando de Madrid, donde se titulo como Profesora de Dibujo. Durante esta época su actividad favorita era ir al Prado y contemplar las grandes obras de Goya o el Greco. Ambos, la influenciaron en términos de proporciones y paisajes oníricos.
Después se fue a París, y puso un taller que llamó la atención de los surrealistas, se hizo amiga de todos incluyendo de Dalí. Al inicio de la Guerra Civil Española y tras apoyar la causa republicana, terminó presa y con un boleto de ida para México.
Llegó a nuestro país en 1941, y pronto se hizo amiga de otros grandes como
Leonora Carrington y Octavio Paz. Aquí tuvo la tranquilidad para dedicarse a la pintura e hizo sus mejores piezas.
El surrealismo natural de México le permitió construir una poética, detallista casi matemática, que fue sin duda la consecuencia de su imaginación desbordada.
Los símbolos de Remedios Varo
Al analizar la obra de Varo, encontraremos una técnica pura y refinada en la que se refleja su gran obsesión por el dibujo y por la simbología. Cada pieza es una colección de figuras alargadas, casi perdidas en bosques llenos de personajes imposibles.
Un ejemplo maravilloso de esto es su famoso cuadro, El trovador donde un personaje recorre un paisaje de árboles chuecos, aves gigantes y una mujer pájaro que tiene dos flautas adheridas a su boca. El trovador va sobre una embarcación que también es una sirena con pelo de lira.
Por su parte en La despedida vemos a dos amantes irse cada uno por su lado, mientras sus sombras se reúnen en el medio y se besan. En medio de un pasillo hay un gato (amaba locamente los gatos) que es el único testigo del encuentro. La escena ocurre en un castillo de pasillos y soledad.