Las películas de Disney siempre han sido una fuente de sano entretenimiento para los niños… o al menos eso hemos pensado toda la vida. Sus historias guardan lecciones valiosas que podemos usar en el día a día, pero un estudio afirma que también sirven para manejar temas más serios, tales como la muerte.
Todos nos sentamos a ver El Rey León, Bambi, Tarzán y otras joyas animadas con la idea de reír un poco y terminar con un desenlace alegre, pero no pocos meditamos acerca de lo que pasa cuando un personaje se muere. Según lo que dice un estudio publicado en OMEGA – Journal of Death and Dying, las escenas más trágicas sirven para enseñar a los niños a asimilar la etapa final por la que pasan todos los seres vivos.
“Mami a qué hora se va a despertar el leonsito?”
Kelly Tenzek, la profesora de la Universidad de Buffalo encargada de liderar esta investigación, afirma que las películas animadas pueden ser muy útiles cuando los padres intentan hablar con sus hijos acerca de la muerte. Normalmente es un tema incómodo, ya sea por motivos personales, problemas con la tanatofobia o incluso porque esas pláticas generan más preguntas difíciles de responder.
“Son conversaciones importantes que hay que tener con los niños, pero esperar hasta el final de la vida es muy tarde y puede provocar un entendimiento pobre de la vida y consiguientes dificultades a relacionales”, escribió Tenzek dentro del estudio.
Lo cierto es que Tenzek tiene un buen punto dentro de su argumento; las películas de Disney y Pixar son muy agradables, además de mostrar escenarios que no hagan sentir a los niños que la existencia de los seres humanos es algo que puede acabarse en un dos por tres. Tal vez los clásicos sean más severos y un tanto escalofriantes en relación con el tema, pero también poseen modos en que los más pequeños pueden quitar el foco a cualquier posible trauma.
“Somos conscientes de que el desarrollo psicológico de los niños es importante a raíz de estos debates”, agregó la experta. “No es nuestra intención tener esas conversaciones con un niño de tres años, pero a medida que los niños maduran, las películas profundizan en ello”.
En fin, si en algún momento necesitan una manita para enseñar a los chamacos acerca de temas difíciles, siempre pueden recurrir a las películas que los ayudaron a comprender dichos enigmas en su niñez. Obviamente tendrán que echarle un poco de su sabiduría, para que no se crean todo lo que ven en el cine o la tele.