Existen algunas personas que tienen como costumbre hablar consigo mismos o decir pensamientos profundos en voz alta. Algunos podrían pensar que esas personas son raras o simplemente antisociales, pero lo cierto es que no es así. Simplemente se trata de un mecanismo no sólo les permite tener sus pensamientos en orden, sino que les ayuda a mantener su salud mental.
¿Piensan que es puro choro? Entonces tal vez debamos echar un vistazo a lo que dice un estudio reciente. Este fue realizado por algunos psicólogos en universidades de Michigan, en Estados Unidos, quienes afirmaron que realizar dicha actividad permite a los seres humanos aliviar el estrés, entre otras cosas.
Supongamos que tuvieron un día súper pesado; los regañaron en la chamba, les cayó popó de pájaro en la cabeza, se les ponchó una llanta del coche y etcétera. Si a eso le sumamos que nadie en su casa quiere escuchar esos problemas, sería una pésima idea guardarse toda esa presión.
En nuestra opinión (y obviamente, la científica) no tienen qué hacerlo, porque la respuesta puede hallarse en una conversación con uno mismo. Sin embargo, existe un método todavía más efectivo para eliminar la tensión y es bastante simple, ya que sólo deben hablar en voz alta y en tercera persona.
Hablar con nosotros mismos de esa manera nos permite abordar ciertas circunstancias desde una perspectiva “externa”. Como si le diéramos consejos a un amigo o familiar que lo necesita. Al principio parecerá un poco extraño, pero si tomamos en cuenta que los estudiosos hicieron pruebas con electrodos y esas cosas, entonces su efectividad es totalmente real.
Ahora mismo, los psicólogos siguen realizando pruebas y registrando su alcance. Si los resultados son buenos, entonces podrían aplicarlas en pacientes que sufren casos clínicos de estrés.
Sin más qué decir, nos despediremos diciendo que nunca está de más tener una buena charla de este tipo. ¿Quién sabe? Tal vez descubran que son más efectivas y menos extrañas de lo que pensaban.