Desde hace muchos años, los simios han maravillado nuestras mentes con su comportamiento y características físicas. En 1835 llegó el primer chimpancé a un zoológico de Londres, y después de este apareció Jenny, una orangután a la que vestían como mujer para exhibirla al público.
Muchos estudiosos han tratado de establecer diferencias claras entre simios grandes y humanos, por medio del señalamiento de características, así como de capacidades propias que no pudieran encontrarse en ningún animal. A pesar de que se realizaron varios experimentos para imponer barreras entre ellos y nosotros, como el empleo de herramientas, con la memoria, la autoconsciencia y la empatía; todos han caído de poco a poco.
Recientemente, un estudio publicado en Science ha derribado otro estigma: los grandes simios no sólo son muy inteligentes, también son capaces de entender lo que una persona está pensando, incluso cuando la idea misma está chocando con sus propios pensamientos. Los científicos llamaron “La teoría de la mente” a esta capacidad de anticipar los pensamientos de los demás.
Fue en 2007 cuando se realizó un experimento en niños para así probar su capacidad predictiva. Todo funciona al introducir un objeto en una de dos cajas, para luego ponerlo en una mesa frente a un niño de dos años. Posteriormente, un actor presencia la misma secuencia y luego se retira sin ver lo que ocurre al final.
Hasta ese momento, se pensaba que niños tan pequeños no podían saber lo que otro no sabe: es decir, si el niño ve que el objeto ya no está allí, supondría que todo el mundo lo sabe igual que él. Sin embargo, gracias a este estudio, Victoria Southgate comprobó que los niños de tan solo dos años sabían que el actor, al regresar, buscaría el objeto en la caja que ya estaba vacía.
Los pequeños podían entender que las otras personas no sabían que los objetos habían sido cambiados de lugar; era como poder leer la mente, o simplemente adivinar qué conocimientos tienen y las ideas erróneas que les llevan a sacar conclusiones fallidas.
Ahora, los científicos han realizado ese mismo experimento con los chimpancés, bonobos y orangutanes, publicando así sus resultados en Science, con el propósito de probar la teoría de la mente en grandes simios. Se usó un sofisticado sistema de seguimiento de la mirada para poder determinar lo que están mirando cuando se les plantea un reto como el de los niños y las cajas.
En casi todos los casos, los animales miraron la caja vacía, porque sabían que el actor se iba a equivocar al buscar el objeto donde estaba al marcharse. Esto demostró que eran perfectamente capaces de anticipar su acción porque comprenden lo que existe, y lo que no, en la mente de otro individuo aún cuando eso chocaba con su propio conocimiento, porque ellos ya saben dónde está realmente el objeto.
“Fue una sorpresa, realmente llevamos mucho tiempo trabajando en esto y nunca se había observado que fueran capaces de anticipar de forma tan precisa que alguien tiene una creencia falsa”, explica el primatólogo Josep Call, coautor del estudio.
Con esto, podemos decir que, aún si la evolución nos ha dejado un paso adelante de estos primates, no podemos subestimarlos. Si ponemos las cosas en cierta perspectiva, tal vez nosotros siempre terminaremos aprendiendo más, al tratar de enseñar algo a otros seres vivos.
Por otro lado, eso sólo podría significar una cosa…
Nah, es broma, los simios son buena onda.