Como cada año, ya estamos en la época de las fiestas, del maratón Guadalupe-Reyes y del atasque de comida en las cenas navideñas. Ah pero eso sí, en enero llega el arrepentimiento y muchos comienzan a hacer dieta para reducir esos kilos que ganaron, aunque muy pocos de ellos realmente lo logran, mientras los demás se quedan en el camino.

Y lo peor es que de aquellos pocos afortunados que consiguen recuperar su esbelta figura, la mayoría cae en el famoso rebote y a los pocos meses recuperan esos kilos que bajaron. De acuerdo a un estudio realizado en Estados Unidos, entre más sea el peso perdido, más grande es la probabilidad de recaer, pero, ¿por qué?

En dicho estudio donde se entrevistó a más de mil personas, se descubrió que el mayor obstáculo para perder peso es la falta de ejercicio, así como lo caro que resulta llevar un estilo de vida saludable, por los alimentos que se consumen, y el compromiso de tiempo que supone tener una mejor dieta y hacer ejercicio. Pero algo que pasaron de largo, es que todos tenemos una atracción emocional a la comida.

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Sólo el 10 por ciento de los encuestados, reconoció el componente psicológico en la pérdida de peso, lo que puede explicar por qué tantas personas fracasan en las dietas, como lo explica la neuropsicóloga Diana Robinson, Directora del Programa de Medicina Integrativa en Orlando Health.

“La mayoría de la gente se centra casi exclusivamente en los aspectos físicos de la pérdida de peso, como la dieta y el ejercicio. Pero hay un componente emocional a los alimentos que la gran mayoría de la gente simplemente pasa por alto y puede sabotear rápidamente sus esfuerzos “.

Así es, resulta que a lo largo de nuestro crecimiento, relacionamos a la comida con sentimientos que nos hacen sentir bien, un claro ejemplo de ello son las celebraciones, desde cumpleaños, cenas de navidad y hasta convivios Godínez, en todas ellas la comilona es un factor importante, por lo que nuestra conexión emocional con los alimentos es muy fuerte y eso afecta ya que  la gente lo ve como un alivio ante problemas como estrés, ansiedad y depresión.

Y aunque no hay nada malo en eso, lo importante es reconocer esta característica y comer de forma moderada, y por ello les damos tres valiosos tips que les pueden funcionar para que en su próxima dieta, no bajen cinco kilos y después de unos meses terminen subiendo 10.

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Cuando te de urgencia por comer, piensa si realmente tienes hambre

Si tienen hambre, primero pregúntense si realmente tienen signos físicos de ésta, ya saben, como ese retortijón en el estómago que nos recuerda que nuestro cuerpo necesita alimento. Si no, lo más probable es que sea otra cosa lo que nos hace querer probar alimento, como el estrés, ansiedad o depresión, por lo que mejor beban un vaso de agua o hagan algún otra actividad para mantener a su mente ocupada.

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Hacer una lista con los alimentos que los hacen sentir bien y los motivos para comerlos

La idea es enumerar los alimentos que normalmente nos evocan un recuerdo o nos brindan alivio, para que cada vez que vayas a probarlo, estemos conscientes de probarlos sólo en las porciones adecuadas, y no atascarnos de ellos.

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Llevar un diario con lo que comemos y nuestro estado de ánimo

Es importante llevar un registro de los alimentos que comemos a lo largo del día, pero no sólo eso, junto a él hay que anotar nuestro estado de ánimo al probarlos, así podremos encontrar patrones que no son saludables, como comer tres botes de helado cada vez que me siento  triste.

Will Smith

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