Es una en 30 millones: Rara especie de langosta es salvada de ser comida en Canadá

Los dueños de una tienda en Canadá ni en cuenta de lo que tenían en sus manos: una extremadamente rara especie de langosta naranja. Ahí la tenían en el estanque, lista para ser vendida.

¿Y quién fue el héroe que la salvó? Según The Guardian, la langosta se salvó de la muerte, gracias a que el gerente de la tienda notó que las otras langostas con las que compartía estanque la molestaban.

“Obviamente se destacó. No todos los días ves una langosta que parece precocida caminando por ahí ”, comentó la esposa del gerente de la tienda ubicada en Durham, en Ontario, Canadá.

Antes de eso, los dueños del lugar ya tenían pensado deshacerse de la rara langosta color zanahoria. Esto debido a que llevaban semanas ofreciéndola y nomás nadie se animaba a llevársela. Así que, para no seguir alimentándola, iban a liberarla en el océano.

Al final, la pareja decidió mejor llevarla al acuario de Ontario. Fue ahí donde se descubrió que la langosta pertenece a una muy rara especie que sólo puede verse de una en 30 millones.

De acuerdo con especialistas, la mayoría de las langostas son de color azul oscuro o verde para camuflarlas de los depredadores. Sin embargo, raras mutaciones genéticas permiten ver crustáceos con conchas amarillas o medio naranjas (incluso, una mucho más rara es mitad y mitad).

Pinchy, como ha sido bautizada la langosta rescatada, está ahora bajo cuidados profesionales. “Se está adaptando muy bien a su nuevo hogar y lo está haciendo de manera brillante “.

La gente debe estar a las vivas de los animales que están a su alrededor. Aunque Pinchy es una en 30 millones (o sea, bastante rara), es la segunda langosta naranja que se rescata en los últimos días.

Apenas la semana pasada en un restaurante de Arizona fue detectada una más. Igual estaba a punto de ser vendida para coctel, pero fue rescatada y donada a un acuario.

Suerte de Pinchy y la otra langosta de que la gente que las vio notó y valoró su rareza… no como en Merseyside, Reino Unido, donde a la policía poco le importó que casi nunca se ven ciervos blancos. Nomás porque andaba rondando por la zona, ¡pum!, que nos lo matan.