Cuántas veces no han ido al tianguis y accidentalmente tiran alguna de las chácharas que luego venden… pues algo así sintió este chamaco taiwanés, pero multiplicado por un millón.

Por no hacerle caso a su jefecita que diario le decía: “mi’jo no arrastres las patas”, un niño de 12 años tropezó y accidentalmente fue a caer sobre una pintura de 350 años de antigüedad, valuada en 1 millones de dólares. El incidente ocurrió en una galería de Taipei, durante la exposición “Face of Leonardo: Images of a Genius”, la cual llevó a la localidad media centena de obras de pintores del Renacimiento:

“Todos los 55 cuadros en esta galería son piezas auténticas, muy raras y preciosas. Una vez dañadas, quedan permanentemente dañadas… esperamos que todos nos ayuden a proteger estas preciosas obras de arte”, escribieron los organizadores del evento en Facebook… claro, se echaron la sal.

El cuadro en cuestión es “Flores” del pintor barroco italiano Paolo Porpora, la cual pertenece a una colección privada… y si como nosotros sienten gacho al pensar que el pobre chamaco va a tener que vender un riñón para pagar, no se preocupen: la familia del niño no tendrá que aflojar ni un solo peso, ya que los costos de la restauración serán cubiertos por el seguro, esto según Focus Taiwán.

“El niño estaba muy nervioso, pero no debe ser culpado por lo ocurrido”, comentó la organizadora de la exhibición, Sun Ch-hsuan.

El distraído muchachón se une a una lista de personas que van en la baba mientras recorren los museos, con resultados nada buenos: en 2006 un sujeto olvidó amarrarse las agujetas y tropezó con ellas, tirando tres jarrones chinos con 300 años de antigüedad. Años más tarde, en 2010, una señora se echó un clavado contra una pintura de Picasso, causándole una “pequeña” fisura de 15 centímetros.

Pero quien se lleva las palmas es el distraído magnate Steve Wynn, quien en 2006 le dio un codazo a una obra de Pablo Picasso, provocando un agujero en el lienzo… esto poco después de haberla vendido en 139 millones de dólares. Obviamente la venta se anuló, pero en 2013 echó mano de su habilidad en los negocios y consiguió venderla en 155 millones de dólares.

Pero bueno, el caso de Wynn es justificable: padece retinitis pigmentosa, una enfermedad que daña la visión periférica. “Miren lo que he hecho. Gracias a Dios fui yo”, gritó el millonario al darse cuenta de su regadota.

*Vía The Guardian

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