De acuerdo a un grupo de científicos, un astro proveniente de otro sistema solar, fue localizado en la órbita de Júpiter alrededor del Sol, pero lo más extraño de este fenómeno es que este astro viajaba en sentido contrario al que habitualmente hacen otros.
Esta no es la primera vez que un astro de otro sistema se deja ver por el que habitamos. El año pasado, astrónomos observaron al asteroide Oumuamua, que procedía de otro sistema. Sin embargo tuvo una visita bastante fugaz.
Este nuevo asteroide, que fue nombrado 2015 BZ509, contrario a Oumuamua, se quedó atrapado por la gravedad de nuestra estrella. Así lo explicó Fathi Namouni, del Observatorio de la Costa Azul y Helena Morais, de la Universidad Estatal de Sao Paulo.
En nuestro sistema solar, los planetas, satélites naturales y asteroides giran en sentido contrario a las manecillas del reloj, pero este asteroide extranjero parece romper la regla.
“Si 2015 BZ509 procediera de nuestro sistema debería ir en la misma dirección original que todos los demás planetas y asteroides heredada de la nube de gas y polvo en la que se originaron“, explica Namouni.
Gracias al Gran Telescopio Binocular de Arizona, en 2015 fue descubierto el 2015 BZ509 y luego de un largo tiempo de estudios, se llegó a la conclusión de que el asteroide tiene millones de años y continúa intacto.
Los estudios demostraron que hasta la formación de nuestro sistema solar, no había una constelación que pudiera provocar el cambio de dirección del asteroide, por lo que se cree que el 2015 BZ509 debe proceder de otro sistema y haber entrado más tarde en el nuestro.
“Es el primer inmigrante interestelar descubierto en el Sistema Solar. El Sistema Solar no podía generar órbitas retrógradas en aquella época, todo se movía en la misma dirección, así que la única posibilidad que queda es que este cuerpo fuera capturado de otro sistema estelar”, señalan Namouni y Morais.
Según las expertas, pudo haber sido la gravedad de Júpiter lo que arrastrara al asteroide y lo atrapara dentro de nuestro sistema, haciendo que al mismo tiempo se quedara enganchado a su órbita.
El 2015 BZ509, entonces, interactúa con Júpiter, con quien se cruza cada 11 años y medio y mantiene una distancia con él de 176 millones de kilómetros.
El estudio de este asteroide podría ayudar a señalar los compuestos orgánicos de otro sistema solar y no sólo eso, sino que podría ayudar descubrir más sobre nuestro Sol y su composición química.