Pues muchos pensarían lo contrario, pero la balanza del mercado del arte parece que comienza a inclinarse hacia el arte digital, el de los NFT. Así lo demostró el polémico artista Damien Hirst.
Luego de vender 10 mil obras, el artista Damien Hirts le dio a escoger a los compradores qué preferían: ¿quedarse con el lienzo físico o con un NFT? Si elegían lo último, la obra física sería quemada por el propio artista. Según la Newport Street Gallery de Londres, casi 5 mil de los compradores de las obras de Hirts eligieron el arte digital.
Lo anterior lo hizo Damien Hirst como parte de del proyecto The Currency, en el cual pone en cuestión qué resulta más valioso, un NFT o una pintura. Un proyecto que le ha dejado buenas ganancias, ya que cada una de las 10 mil pinturas que puso a la venta tuvo un valor de 2 mil libras esterlinas.
La quema de pinturas ya comenzó. El artista británico la realizó en un evento en Instagram que título “El infierno de Damien”. Enfrente de cámaras, Hirts echó a una chimenea las primeras mil pinturas, las cuales no eran más que hojas con puntos multicolores pintados con esmalte. Cada ejemplar debidamente titulado y rotulado.
“Mucha gente piensa que estoy quemando millones de dólares en arte, pero no es así. Estoy completando la transformación de estas obras de arte físicas en NFT, quemando las versiones físicas”, señaló el artista en Instagram.
Durante la quema de sus obras, Demian Hirst fue cuestionado sobre su sentir al ver arder su trabajo. El británico que pone tiburones en resina aseguró n estar destruyendo nada, sólo estar completando una “transformación” de su obra: “el valor no se perderá (…) se transferirá a la NFT tan pronto como se quemen”, aseguró.
Lo hecho por Hirst vendría a colocar al güey que quemó un dibujo de Frida Kahlo para los mismos fines (enviarlo al metaverso, en calidad de NFT) en calidad de genio del arte… sin embargo, quedaría reflexionar en torno al hecho de que Kahlo (la autora de la obra) no creó “Fantasmones Siniestros” para volverlo NFT. Ahí ya intervino el “genio” comercial del empresario.
Demian Hirts se quedó con mil de sus pinturas y también tuvo que decidir si las quemaba o las “elevaba” a obras digitales. Al final, decidió echarlas a la hoguera: “Necesitaba mostrar mi apoyo al cien por cien en el mundo NFT, aunque eso significa que tendré que destruir las 1.000 obras correspondientes”.