La mayor parte de seres humanos en este planeta, está destinada a enamorarse. La flecha de cupido siempre alcanza a quien apunta. Así seamos Batman, Chuck Norris o Mc Dinero, una vez que el amor llega a nosotros, nuestra mente y cuerpo cambian de manera inevitable. ¿No nos creen? De acuerdo, vamos a abordar mejor el tema del enamoramiento.

Sip, es amor…

Cada vez que nos enamoramos, múltiples mecanismos se ponen en marcha en nuestro cuerpo y al mismo tiempo, se liberan sustancias químicas. Todo esto ocurre desde el cerebro, lo que significa que es un asunto más de mente que de corazón.

Cuando recibimos el flechazo, el cerebro empieza a liberar sustancias químicas conocidas como dopamina, adrenalina y norepinefrina, las cuales son las que nos causan las tan conocidas sensaciones de euforia y felicidad. Pero vamos por partes: La dopamina es la que se encarga de elevar nuestro deseo sexual y nuestra capacidad de concentración, además de hacernos sentir eufóricos; esto la convierte en la sustancia que hace que esa persona especial se convierta en el centro de nuestra atención.

La noreprinefrina es responsable de que se nos quite el hambre. Así que ya saben a quién echarle la culpa cuando nos invitan unos tacos y salimos con el lastimero “no gracias, es que no tengo hambre”.

Lo siento, ¡es que hay alguien más en mi vida!

¿Se han fijado que a veces se la pasan pensando tanto en su ser amado que no dejan de mensajearlos y llamarlos? Bueno, la razón es porque tenemos niveles bajos de serotonina.

El amor produce sentimientos adictivos muy similares a los de las drogas, es por eso que hay gente que se obsesiona a niveles tan grandes, que terminan haciendo locuras para ganarse un pase directo a YouTube y a veces, hasta se transforman en memes de internet.

También se sabe que el enamoramiento es capaz de cambiar nuestro cerebro. Según un estudio publicado en la revista Frontiers of Human Neuroscience, al menos diez áreas de nuestro cerebro modifican su actividad al enamorarnos. Las regiones más estimuladas, son las relacionadas con la motivación, la recompensa y las aptitudes emocionales.

Como conclusión, tenemos que el amor sí que afecta y en mayor parte de las ocasiones, de manera positiva. Pero también hay muchas veces en las que la gente de plano se lo lleva a un extremo y se da muy feo en la torre. Hay que procurar querernos a nosotros mismos, si es que lo que buscamos es un enamoramiento sano.

Vía muyinteresante

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Comentarios