Y en la sección “ándele, por no respetar los señalamientos”…
Cuando uno tiene ganas de echar buen cotorreo, brinca todas las tontas barreras que lo puedan impedir.
Sólo que a veces hay que tener en cuenta que si algo está cerrado, es por una buena razón… Eso no entró en la cabeza de este rumano locochón que viendo que una resbaladilla absurdamente –según él– sin utilizarse, pues hizo lo posible para no desperdiciarla.
Seguro miles de personas agradecen el gesto del muchachón. Ahora ya sabemos por qué estaba cerrada al público.