Lo que necesitas saber:
Las fiestas navideñas se terminan y hay que quitar los adornos, los foquitos y el arbolito. ¿Cuál sería la fecha indicada para quitarlo?
Poner el arbolito es una tradición casi obligatoria para todos los que celebramos la Navidad. Es una fecha muy esperada cada año, en la que además adornamos nuestras casas y hasta nuestro lugar de trabajo con luces de colores y otros motivos de la temporada. Por costumbre, ponemos el árbol desde los primeros días de diciembre, pero ¿cuál es la fecha correcta para quitar el arbolito?
Hay muchas opciones para poner el árbol de Navidad, cada quién escoge la que más le acomoda y lo adorna a su gusto. Tenemos los típicos árboles naturales, que con el tiempo se van secando poco a poco y también los artificiales, que pueden ser de colores diferentes además del verde y que sólo tenemos que armar, poner y volver a guardar cuando llega el momento. Poner el arbolito es una tradición que viene con las fiestas navideñas, ya tiene cientos de años y pasa de generación en generación.
El arbolito nos acompaña durante las fiestas decembrinas y la llegada del Año Nuevo. No faltará quien quite su árbol hasta febrero o marzo porque está encantado con las luces y el colorido, pero eso ya está fuera de la tradición normal. Hay algunas opciones que resultan más indicadas para quitar el árbol de Navidad.
¿Cuándo quitar el arbolito?
La costumbre para poner nuestro árbol es durante los primeros días de diciembre, aunque la fecha más indicada podría ser el primer domingo de adviento, que es el primer domingo de ese mes, y así nos acompaña durante nuestras fiestas navideñas. La fecha para quitarlo puede variar según las costumbres de cada quién, aunque hay ciertas fechas que resultan ser las indicadas.
Una de estas fechas indicadas puede ser el 6 de enero, cuando ya llegaron los Reyes Magos y las fiestas de la temporada llegan a su fin y el nuevo año empieza. Otro de los días indicados es el 2 de febrero, Día de la Candelaria, también considerado por algunas personas como el cierre de las festividades navideñas y es cuando se comen los tamales que invitan los que sacaron muñequito en la rosca de Reyes.
Así que todo dependerá de tus costumbres familiares, pero en esas fechas y durante los días que hay entre ellas es el tiempo más indicado para retirar tu árbol de Navidad junto con todo el decorado navideño que guardarás para el próximo diciembre.
Algunas formas de desechar tu árbol de Navidad
El color verde del arbolito representa la esperanza y la Navidad es una época para compartir. No hay que olvidar que cuando desechemos nuestro árbol lo debemos de hacer de una manera responsable y no dejarlo botado en la banqueta como si fuera un bulto más de basura. Puedes darle uso a sus ramas para crear otros adornos como coronas o pequeños árboles de Navidad.
Asimismo, existen centros de acopio a cargo de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) donde se encargarán de tu arbolito cuando lo quites (si es un árbol natural) y le darán un uso benéfico para el medio ambiente, ya que lo que queda de ellos puede ser utilizado como abono en nuevas reforestaciones o hasta para hacer artesanías.
La tradición del árbol de Navidad
La Navidad es una época de celebración, de unión familiar y en la que abundan los buenos deseos. Además, va de la mano con el año que termina y con el inicio de una nueva temporada en la que esperamos que nos vaya mejor. Se puede decir que el arbolito simboliza las fiestas de esta temporada y nos contagia con sus luces, sus colores y su aroma a pino, en el caso de los árboles naturales.
La tradición de los árboles navideños se remonta a mucho tiempo atrás. Se dice que los celtas adornaban los árboles para simbolizar el universo y los cristianos adoptaron la tradición para simbolizar la luz de Cristo y a la Santísima Trinidad. Los antiguos romanos también decoraban árboles durante la fiesta llamada Saturnalia, dedicada a la cosecha y celebrada durante el solsticio de invierno.
Pero posiblemente, el arbolito de Navidad tal como lo conocemos se creó en Alemania, a principios del siglo XVII y más tarde, en el siglo XIX, la costumbre se hizo común en países como Inglaterra, Rusia o España, de donde llegó al continente americano y se hizo una tradición muy representativa en cada uno de nuestros hogares.