Sin duda alguna, si una vez llegáramos de la nada a Coober Pedy, una pequeña ciudad de Australia, nuestra primera impresión sería la de un pueblo fantasma, desértica y un tanto desalentadora… pero la verdad es que oculta su belleza, y ahí mismo está su encanto.

 

 

Uno puede ver por encima de la tierra un mar de tierra rojiza, señales oxidadas, edificios de baja estatura y algunos objetos inverosímiles que parecen ser obras interviniendo las calles.

La ciudad está situada a 800 kilómetros de la ciudad de Adelaida, en una zona popularmente llamada “en medio de la maldita nada”. La singularidad de esta ciudad es que el clima alcanza temperaturas extremas sobre la superficie, lo que ha obligado a la población a refugiarse de bajo de la tierra, construyendo así casas, restaurantes y hasta iglesias.

La ciudad se estableció por ser la zona minera de ópalo más grande en el mundo, por lo tanto los habitantes tuvieron que adaptarse a las inclemencias climáticas, las cuales de día son temperaturas sofocantes y desciende a bajo cero durante las noches. Por esta razón los ‘edificios’ fueron construidos en las colinas rocosas, siendo un estabilizador de temperatura.

Pareciera ser una ciudad salida del mundo de Star Wars -que si así fue, disculpen al ignorante redactor-, pero tan sólo vean cómo son las construcciones cotidianas, y díganos si realmente no pareciera de otro mundo. Lo que nos pareció bastante gracioso son las señales de precaución, ya que hay varias ‘entradas’ subterráneas por toda la ciudad donde uno puede caer equivocadamente. Se estiman actualmente 250,000 entradas repartidas por toda la ciudad.

¿Ustedes lograrían vivir allí? Nos parece genial el lugar, pero igual el calor no nos convence mucho. Lo que sí debe ser totalmente horrible es nacer en Coober Pedy y ser claustrofóbico.

 

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