Lo que necesitas saber:
Los años 80 estaban plagados de distopías sobre cómo sería la humanidad en el 2024.
En la década de los 80 había una tendencia a imaginar cómo sería el mundo una vez que cruzáramos el milenio. Surgieron en torno al porvenir toda clase de distopías, relatos de ficción y teorías estrafalarias que nos permiten saber exactamente cómo veían las personas de los años 80, el 2024.
Ahora estamos en los años 20 del siglo XXI, y ya sabemos cómo resultó el futuro, pero estos relatos, algunos distópicos, otros fantasiosos, se han convertido en un gran documento sobre el pasado.
Una manera de viajar en el tiempo para admirar inventos que nunca se inventaron, historias que no ocurrieron y una gran cantidad de artefactos que jamás hemos visto.
La poética ochentera del futuro es muy fiel a los guiones de los Supersónicos. Robots que limpian casas, naves voladoras por todos lados y ropa ergonómica que se adapta a todas las estaciones.
Pero también existen narrativas más complejas, que ya sea en la literatura o en el cine, sostienen que el siglo XXI sería más bien distópico; mucha contaminación, mucha gente y pocos recursos naturales para subsistir con dignidad.
Un ejemplo maravilloso de esto lo podemos apreciar en un extraño fragmento de un noticiero británico que, desde 1987, se aventuró a hacer algunas predicciones de cómo sería el día a día de los hombres y mujeres del siglo XXI. Más que un realidad, este testimonio es una fantasía asombrosa, en relato de lo que simplemente nunca pasó.
El día a día de los hombres del futuro
Los especialistas de los 80, pensaban que los hombres del 2024 usarían trajes químicamente tratados que serían capaces de absorber el calor en los días con altas temperaturas, y quitarnos el frío en el invierno. Esta vestimenta nos mantendría siempre en un equilibrio interno.
Por su parte, los habitantes del futuro ya no necesitarían dinero, en vez de eso tendrían las llamadas “tarjetas inteligentes” que básicamente se harían cargo de pagar nuestras cuentas por nosotros.
Finalmente, ya no existiría esa costumbre de llevar la foto del ser querido en la cartera, en vez de eso habrían hologramas (idénticos a los de Star Wars) para ver en tercera dimensión a los que no están en el cuarto.
Los artefactos de uso común
Según este paquete de pronósticos, en 2024 al fin podríamos deshacernos de las llaves, porque todas las puertas del siglo XXI se abrirán con las cinco huellas de nuestra mano derecha.
Por su parte, los relojes tendrían integrados una televisión, un teléfono y estarían conectados con los satélites para recibir la información de cualquier computadora del mundo. Los portafolios, se transformarían en impresoras portátiles con una aparatosa televisión integrada capaz de transmitir imágenes en 3D.
Cinco películas distópicas de los años 80 para saber como veían este siglo
Finalmente, para darnos una idea más concreta de lo que creían los habitantes de los años 80 sobre nuestro presente, hemos seleccionado cinco películas distópicas que con el paso de los años se han convertido en obras de culto.
Desde una ensoñación que nos lleva a la novela 1984, hasta el desierto, las manchas de aceite y un futuro que se parece muchos al presente, estas cintas se tienen que ver por lo menos una vez en la vida.
Brazil
Terry Gilliam, 1985
Un burócrata de bajo rango intenta que una exuberante mujer que se aparece en sus sueños se le aparezca en la realidad. En tanto la busca, descubrimos que está inmerso en un futuro poco prometedor en el que predominan el totalitarismo, la contaminación y millones de máquinas desvencijadas que lo manejan todo.
Videodrome
David Cronenberg, 1983
El futuro está dominado por pornografía suave y violencia televisada; las personas acuden a las imágenes y a las antenas parabólicas para llenar el vacío. En este entorno, el presidente de una cadena ha decidido transmitir un programa que trata de asesinatos y tortura en vivo. La intención es que las personas ya no sepan distinguir entre realidad y ficción.
Akira
Katsuhiro Otomo, 1988
Tras una violenta Guerra Mundial y la destrucción absoluta de la capital japonesa, se funda Neo-Tokio. Una urbe oscura plagada de corrupción, terrorismo y la proliferación de bandas clandestinas. En este presente desesperanzado, un grupo de antihéroes buscan generar una revolución.
Una de las obras de arte más reconocibles del animé nos sumerge en un porvenir oscuro.
Blade Runner
Ridley Scott, 1982
En el futuro, los humanos usaremos la tecnología para fabricar humanos artificiales conocidos como “replicantes”. Estos seres idénticos a los humanos, han tratado de revelarse y dejar de ser esclavos. No obstante, la policía de Los Ángeles tratará de detenerlos y expulsarlos de la Tierra.
Mad Max
George Miller, 1979
El futuro parece una verdadera pesadilla, se ha acabado el petróleo, la energía y el agua. La sociedad se ha vuelto caótica, un desierto en el que lo único que hay son bandas que se pelean entre ellas por su supervivencia. En este entorno, un policía llamado Max es la única esperanza que queda para restaurar un poco de orden.