Si bien dicen por ahí que el dolor no anda en burro… ¿o cómo era? Bueno, el caso acá es que este valiente joven carente de miedo y con un umbral del dolor bastante alto, tomó la decisión de quitarse un tatuaje que no le había gustado. Pero ojo porque no se lo quitó con el proceso que todos conocemos, ya saben, con el típico láser que duele más que pegarte en el dedo chiquito del pie, sino que acá uso un método bastante rudimentario –y doloroso–.

Cuenta la leyenda que este joven de 21 años estaba inconforme con su nuevo tatuaje, así que tal cual… tomó un rallador de queso y se lo fue quitando. Auch… ¿se imaginan el dolor? Esto se dio a conocer gracias a su amigo Matías, quien publicó en su Twitter unas fotografías del antes y después de este tatuaje. “Un amigo se tatuó y como no le gustó el tatuaje se lo sacó con un rallador de queso. Sí, un rallador de queso”. Sobra decir… NO LO INTENTEN EN CASA.

Les pido por favor que no me nombren ni muestren mi cara. Tengo mis razones y no quiero que piensen que estoy loco”, dijo este muchacho oriundo de Mendoza, para Infobae. Y es que él mismo afirma que se quería inscribir a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), pero que algunos conocidos le comentaron que no lo iban a contratar con tatuajes visibles, así que pues… a rallar.

Foto: @_Matycosta
Foto: @_Matycosta

También mencionó que antes de usar un rallador de queso, intentó quitarlo con una piedra pomez sin éxito alguno… chale, duele solo de escribir estos párrafos. Sobra decir que sus fotos se viralizaron de volada, mientras unos dudaban de su veracidad, otros se mostraban impresionados por el resultado. Pero bueno, una vez más… NO LO INTENTEN EN CASAAAA.

Así quedó al final su tatuaje borrado:

Foto: @_Matycosta

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