Millones de litros de cerveza, toneladas de hermano marrano asado, pollito para los que preferían eso y pretzels saliendo hasta por debajo de las mesas. Así nos fue en el Oktoberfest.

Todo mundo ha escuchado hablar de él y piensa que sabe lo que sucede, pero no, esa percepción cambia una vez que se está presente ahí.

El Oktoberfest inicia con un bonito desfile donde todas las cervezas participantes llevan sus barriles para el festival montadas en caballitos o vacas.

Cabe destacar que si tu cervecera no está en Munich y no sigue la ley (sí, hay una ley en la ciudad) de fabricación de cerveza artesanal, ni la hagas de tos, pues no puedes participar en el Oktoberfest. No hay excusas.

Cada cervecera lleva sus carpas al festival donde servirá comida y bebida para todos los que logren entrar, lo cual es todo un reto. Miren cómo se pone la fila de espera para entrar:

Por cierto, asan los toros enteros ahí adentro:

Cuenta la leyenda que para poder hacerte de un lugar en alguna carpa, la que sea, debes de llegar a formarte a las 8 am y apartar mesa dentro de una carpa. La chela empieza a correr a las 12 pm y lo bueno empieza a partir de las 18, así que es una misión complicada.

Por suerte, la buena gente de Paulaner nos llevó a su carpa con reservación para poder experimentar todo lo bueno del Oktoberfest de primera mano.

Música en vivo, cerveza, comida, el mejor ambiente del mundo, amabilidad y sobre todo muchísima seguridad, fue la combinación que dejó como resultado una experiencia única en toda la vida.

La seguridad era tal, que vimos cómo un malacopa decidió tirar un puñetazo a un pobre transeúnte, antes de que alguien tuviera tiempo de reaccionar, 3 (¡tres!) policías salieron de la nada, lo tiraron al piso, sometieron y sacaron del lugar a punta de patadas. Todo inició y acabó en menos de 10 segundos.

Los y las meseras rifadísimas cargando litros y litros de cerveza de un sólo impulso es algo que parece una imposibilidad física, pero más vale maña que fuerza.

Cientos de guapísimas alemanas cantando y bailando clásicos del rock es algo que todo mundo debe de ver, la carpa donde estábamos, explotó con una gran versión de 99 Luftballoons a cargo de una banda de covers que amenizó la noche.

Cada 15-20 minutos o algo así, la misma banda entonaba un himno que nos invitaba a brindar y tomar cerveza, porque pues… Oktoberfest.

Era en verdad muy raro ver a algún alemán o alemana sin el traje típico que todos conocemos o que hemos visto en Los Simpson y lo portaban con mucho orgullo, como en Los Simpson.

Más guapas alemanas porque es pleonasmo:

En resumen, no se pueden perder esta gran experiencia el próximo año y si está difícil ir hasta Munich, no se preocupen, pues en 2016, la maravillosa gente de la cerveza Paulaner traerá toda la experiencia del Oktoberfest a México para que todos lo podamos disfrutar sin excusas ni pretexto.

Dentro de los próximos meses tendremos más información al respecto y desde ya, apúntenos para estar presentes.

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