Cómo han cambiado los tiempos. Hoy en día (tal vez no literalmente por la cuarentena), una aplicación es todo lo que necesitas si quieres darte unos buenos besos con alguien. Dos que tres verbos bien colocados en una pantalla y listo. Pero en los años 70-80 las cosas eran diferentes. De una u otra forma te la tenías que ingeniar para hablarle a esa persona que te gustaba y robarle un beso. Afortunadamente estaba el boleto de transporte público para ayudar.

Nada más para que entiendan (o recuerden) qué tan diferentes eran aquellos tiempos, les vamos a contar la leyenda olvidada del 21 en los boletos del transporte público. Esos que podías intercambiar por un buen becerro de aquella persona que te provocaba mariposas en el estómago y que asegurabas era el amor de tu vida.

Si tu boleto de transporte público sumaba 21 podías cambiarlo por un beso
Boleto de transporte público que sumaba 21. Foto: Especial

La leyenda olvidada del 21

Los orígenes de la leyenda urbana surgieron entre los usuarios del transporte público: camiones, trolebuses, tranvías y metro. Todos ellos te daban la posibilidad de salir ganón cada que los usabas, ya que te entregaban un boleto con número seriado. Como entrarle a una rifa los usuarios tenían que aplicar las matemáticas elementales para ver si el número seriado sumaba el número 21

Realmente todo era bastante sencillo. Digamos que tu boleto tenía los números 38742 impresos. Con ayuda de la calculadora por la poca confianza en mí mismo (como en la escuela que aplicabas el 5+5 en la calculadora para que no hubiera falla en el examen), podemos ver que la suma excede el 21, lo que significa un: gracias por participar.

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Si tu boleto de transporte público sumaba 21 podías cambiarlo por un beso
Boleto de transporte público que sumaba 21. Foto: Especial

¿Pero qué tal si te encontrabas con un número como 50745? ¡BINGO! Tu día estaba completamente hecho porque ahora tenías el pretexto perfecto para robarle un beso a tu crush. Por ahí también le podías hacerle paro a un amigo o amiga que estuviera de lo más necesitad@ y le podías regalar tu boleto.

Claaaro… Esto no funcionaba en todos los casos. Sólo resultabas un verdadero ganador si te aceptaban el beso. Si esa persona especial se iba caminando o en coche a la escuela, probablemente nada más te iba a ver como un bicho raro.

Si tu boleto de transporte público sumaba 21 podías cambiarlo por un beso
Boleto de transporte público que sumaba 21. Foto: Especial

Sube la temperatura

Acá la cosa se pone buena. Como un juego estratégico de cartas, hay que saber cómo y cuándo usarlas… La leyenda también dice que si juntabas 21 boletos que sumaran 21, tenías derecho a un buen faje cuando menos. Así que si te sentías con suerte y con ganas de usar las manos, podías acumular los boletos e ir por el premio mayor.

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