El morado es un color místico, atrevido, poco convencional al combinar y exquisto cuando se logra. Por su asociación con la espiritualidad, creatividad y elegancia, poco a poco ha logrado colocarse como favorito en ámbitos como la moda, cosmética y hasta en la decoración de interiores y exteriores. Con tantas cualidades, jamás podrías imaginar que este color se ligó a la realeza por un molusco y mucho menos que se descubrió por casualidad.
En la antigüedad, se utilizaban diversas texturas para teñir la ropa. El púrpura se obtenía de la tinta del molusco Bolinus brandaris que vive en las costas del Líbano. El proceso de extracción era muy complejo: se tenían que pescar al menos 250 mil animales, para obtener tan sólo una onza de color; posteriormente, se ponía a secar varios días, para que el animal expulsara el líquido violeta, y finalmente se tenía que recolectar para el color de las telas.
Como es de suponerse, esta técnica era extremadamente cara, por lo que sólo los más adinerados podían poseer las telas teñidas. De allí que este color se relacione con la Iglesia y la monarquía.
Pero fue hasta 1856, cuando el joven químico de 18 años, Sir William Henry Perkin, un elemento destacado del Real Colegio de Química en Londres, trabajaba para encontrar una cura para la malaria, nada fácil para esa época. Así que a base de ensayo y error, limpió un tubo de ensayo con alcohol, notando que la combinación de sustancias químicas, tenía un efecto color violeta, igual a la que producían los moluscos.
Perkin, como buen fotógrafo y pintor de afición, había descubierto una mina de oro. Inmediatamente cambió de objetivo, la salud no era tan remunerable como los colorantes en aquel entonces. En ese momento abandonó el Colegio de Química, para hacer sus propias investigaciones bajo la discreción del techo de su casa; junto con su hermano y un amigo, descubrieron cómo producir el extraño tinte morado en grandes cantidades.
Ese mismo año, patentaron el primer colorante sintético, bautizado como ‘mauvine’, haciendo una gran fortuna y poniendo su granito de arena en el mundo de la moda en plena Revolución Industrial. El mundo estaba maravillado, la monarca británica, la Reina Victoria, fue una de las primeras en portar un vestido ‘mauvine’, y lo mismo hizo la emperatriz francesa Eugénie.
El rol de Perkin fue tan importante, que Google lo celebra y lo conmemora, con un Doodle, dibujado por Sonny Ross, en el Reino Unido, y publicado el pasado 12 de marzo, el mismo día que Sir Henry, cumpliría 180 años.
Poco después fue fabricando una amplia gama de tintes para ropa, pero en 1907, el mago del color, murió a causa de una neumonía. Sin embargo, su gran aportación, prevalece en nuestros días, siendo la pigmentación, el principal hito que rige la moda, las temporadas y las tendencias.
