Alguna vez se han preguntado, ¿cómo era la vida hace exactamente un siglo en México? ¿Nos parecemos en algo a las mujeres y los hombres de los años veinte?. ¿Qué hacíamos durante esos años en los que todo el mundo parecía estar en una búsqueda profunda y acelerada sobre la esencia de la vida? 

En el caso de nuestro país, los años veinte eran una posibilidad grandiosa para reivindicar nuestras raíces. Tras casi 10 años de revolución, al fin habíamos encontrado la posibilidad de tener un poco de estabilidad política y social. Las calles lucían tranquilas, listas para transformarse en lo que conocemos ahora. 

Fotografía: Ciudad de México en el tiempo

En este sentido, quizá la palabra que caracteriza esta década es “reconstrucción”. Fueron los años donde, por ejemplo, se edificaron las grandes avenidas que ahora nos resultan tan familiares. Los años donde nos permitimos estar un poco más locos y desenfrenados. Los años de las mujeres en búsqueda de sus derechos. 

Años veinte, coches y monumentos 

También fue el momento en el que cambiamos las caminatas y las bicicletas, por coches. Las familias que podían, iban orgullosas a comprarse un vehículo, casi siempre un Ford, y lo usaban para pasearse por las calles y que todos los vieran. 

Fotografía: Ciudad de México en el tiempo

Poco a poco, el paisaje urbano se llenó de estas revolucionarias máquinas y por eso en esta misma década se inauguró la primera carretera federal

Respecto a la arquitectura, estos 10 años fueron esenciales. Tras dejar atrás el estilo afrancesado del Porfiriato, los jóvenes artistas se entregaron por completo al estilo Art Deco y dejaron en la ciudad, algunos de sitios más emblemáticos que todavía visitamos. 

Fotografía: Ciudad de México en el tiempo

Se diseñó el parque México y también las colonias Roma y Condesa. En la tabacalera, se inauguró el edificio del Frontón, justo frente al Monumento de la Revolución y en la periferia comenzó la construcción del primer aeropuerto. También en esos años vimos despegar el primer avión. 

Los fines de semana en los años veinte

Uno de los sitios míticos para ir conocer las afueras de la Ciudad de México, era sin duda el pueblo de Xochimilco que en ese entonces quedaba lejos de la urbe. Para llegar las personas de la época tenían que dirigirse al ahora desaparecido Canal del Viga y montarse en pequeñas embarcaciones que los llevarían al centro de la alcaldía. 

Fotografía: Ciudad de México en el tiempo

En lo que a paseos dentro de la ciudad se refiere, era común organizar días de campo en las kilométricas áreas verdes que había. Algunos iban a Chapultepec a galantear jovencitas de familia, con todo y chaperón. 

Fotografía: Ciudad de México en el tiempo

Otros se iban a los parques que rodeaban lo que hoy es la Benito Juárez. En aquellas épocas, la Portales era un inmenso jardín lleno de plantas y animales endémicos donde uno se podía olvidar del bullicio de la urbe. 

Había también quien todos los domingos se iba a leer un periódico, Excélsior, a las bancas que adornaban la plancha del Zócalo

¿Cómo eran las personas?

Los intelectuales iban a las colonias del centro a escuchar las vanguardias musicales, recién llegadas a nuestro país, como el charlestón. También se reunían en cafés cerca del Zócalo a hablar de Rusia y del socialismo, a discutir la llegada de Vasconcelos y su revolución en la SEP. 

Los ricos recorrían la alameda con sombrero y trajes hechos a la medida que imitaban la moda en Estados Unidos y Europa. Añoraban los días de Porfirio Díaz, iban a misa todos los domingos y visitaban las joyerías en las calles principales del centro. 

Imagen: Ciudad de México en el tiempo

Por su parte, las clases populares abarrotaban las plazas y las cantinas. Leían en voz alta las burlas al gobierno que se hacían en el periódico. Muchos, los recién llegados, añoraban sus días en provincia y revivían los cánticos y las costumbres de sus pueblos en las colonias.

¿Cómo viajábamos en los 20?

En esta década viajar era casi inalcanzable para el 99% de la población. Tras los años de la revolución y lejos de las ciudades, nuestro territorio era casi totalmente rural y estaba desconectado, sin caminos que conectaran un destino con otro. 

Los pocos aventureros que se trasladaban usaban alguna de las cinco estaciones de ferrocarril que había en la ciudad. Luego, tras horas encima de un tren, tenían que buscar carretas y caballos para no tener que hacer largas caminatas a sus destinos.

Fotografía: Ciudad de México en el tiempo.

Solo para llegar a Acapulco había que pasar más de seis días en carretera, entonces no era una alternativa. En vez de eso, los capitalismos se conformaban con salir a los pueblitos que rodeaban la ciudad como Coyoacán, San Ángel y los más aventureros se dirigían a Teotihuacán. 

En 1922, las mujeres y los hombres morían más rápido, pero intentaban vivirlo todo. Algo les podemos aprender, ¿no lo creen?

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