Nunca está de más decir que Alcatraz es una de las prisiones más famosas de la historia. “La Roca”, como se le conocía localmente es una pequeña isla que está ubicada dentro de la bahía de San Francisco, en Estados Unidos. Esta pasó de ser una fortificación militar a una prisión y para 1972, se convirtió en un parque nacional.
Pero la fama de este lugar no se atribuye solamente a que durante 29 años albergó a la población reclusa más selecta de Estados Unidos, sino también a que se presumía que este era un territorio inexpugnable a prueba de fugas. El penal federal llegó a ser víctima de hasta 14 intentos de evasión, pero todos terminaron con la detección o hasta la muerte de sus autores.
Claro que siempre hay una excepción la regla y esta venía en la forma de tres hombres: Frank Morris, junto a los hermanos John y Clarence Anglin. Estos hombres son conocidos por ser los únicos en la historia por haber sido capaces de escapar de los muros de la prisión al idear una de las fugas más astutas de las que se tiene registro.
Como hoy es el aniversario del escape ocurrido en 1962, pensamos que sería interesante hablar un poco de lo que ocurrió. Así que tómense un momento para servirse algo de beber y quédense con nosotros, que ahí va la historia brevemente contada.
La vida de Frank Morris siempre fue difícil, pero a partir de los 13 años fue cuando comenzó a forjarse un historial delictivo, lo que con el tiempo acumuló experiencias de pasar sus días en muchas cárceles. Pero lo que le ganó un pase directo a La Roca, fue el hecho de que gracias a su coeficiente de 133, pasaba el rato escapando de cualquier prisión a la que lo enviaran.
Morris desembarcó en Alcatraz para cumplir una condena de 14 años el 18 de enero de 1960. Poco se sabía que no saldaría tal pena, porque bueno, tenía que intentar fugarse de nuevo, ¿no?
Debido a las duras condiciones y estrictas reglas del penal, Frank Morris tenía que salir. Fue por eso que desde su primer día como recluso, comenzó a trazar un plan para salir del islote y mientras lo hacía, se encontró con dos viejos conocidos: Los hermanos John y Clarence Anglin.
Conocer a estos hermanos hizo que Frank los incluyera dentro de su plan de fuga, por lo que comenzó a inspeccionar cada rincón de la prisión en busca de cualquier pequeña ruta de escape. En diciembre de 1961, nuestro protagonista descubrió que debajo del lavabo de su celda había una pequeña rejilla de ventilación que conectaba con una galería.
Las rocas que rodeaban esa rejilla eran poco sólidas, por lo que ya había encontrado el modo para salir de su celda. Claro que salir era parte de la primera fase de su plan, que consistió en hacer huecos en las paredes de su celda y la de sus colaboradores; para esto simplemente usaron herramientas que se robaron del taller de carpintería del penal.
Después de realizar una ardua tarea que les tomó 4 horas diarias durante un año, en mayo de 1962, Frank y compañía por fin pudieron completar el agujero que les permitía introducirse a la galería adyacente a las celdas. Para cubrir ese hueco, crearon una pared falsa de cartón, la cual estaba pintada con los mismos colores de la celda.
Una vez tenían su salida de la celda, aún quedaba el asunto de salir del resto del penal, por no hablar de la huida a nado de la bahía.
Para la segunda fase del plan, Morris y su equipo comenzaron a realizar excursiones por la galería. Para no despertar sospecha alguna durante la constante vigilancia, crearon cabezas de maniquí con papel mojado, pintura y pelo de barbería. De ese modo, todos pensarían que se ellos dormían mientras seguían con sus planes.
Dentro de la galería de mantenimiento que permanecía cerrada, Morris detectó unos túneles de ventilación que conectaban todo el edificio. Así que si conseguían abrir un huevo en uno de sus ventiladores, tendrían acceso al tejado. ¿Cómo lograron tal cosa? Bueno, simplemente construyeron un taladro eléctrico improvisado con el motor de una máquina de afeitar y unas brocas.
Sip, eran unas mentes maestras…
Los reclusos necesitaron muchos días de trabajo para realizar esta misión sin alarmar a los guardias con el ruido del taladro, pero al final crearon el hueco lo suficientemente grande para los cuatro.
Mientras sus cómplices se encargaban del agujero, Frank Morris ocupó su tiempo en la creación de una balsa inflable tejida con 50 impermeables de los que se suministraban a los presos y como un complemento, John Anglin creó una bomba de aire para inflar su balsa, con una concertina (instrumento musical).
Teniendo listos todos los preparativos, establecieron el 11 de junio de 1962 como la fecha de su fuga. Cuando la noche esperada llegó, Frank y sus compañeros colocaron sus cabezas falsas en sus respectivos sitios y salieron de sus celdas a través del agujero que habían abierto en la pared.
Tras ascender al tejado mediante el agujero que hicieron en el túnel de ventilación, Morris y los hermanos consiguieron hacerse camino al techo de la prisión. Para evitar ser aniquilados por los guardias -quienes disparaban a matar-, llegaron a una de las fachadas del edificio y usaron las cañerías para descender hasta el suelo.
No fue fácil, pero después de escalar tres líneas de cercas metálicas de varios metros de altura y evitar las luces de los focos de las torretas, los reclusos lograron salir. No se tiene hora determinada de la fuga en la madrugada del 12 de junio, pero se sabe que llegaron a la costa de la isla; claro que no era precisamente pan comido, pues con todo y balsa, tuvieron que recorrer más de un kilómetro para llegar a su libertad.
A pesar de que el FBI y el Departamento de Prisiones establecieron un dispositivo especial de búsqueda, jamás encontraron a Morris y sus colaboradores. A posteriori, otro camarada de Frank Morris dentro de la prisión, conocido como Allen West, confesó a las autoridades el plan detallado de la fuga.
West también había sido incluido en el plan, pero el día de la fuga el miedo lo paralizó y decidió no intentar nada. Es por eso que confesó que el posible destino de su amigo Frank y de los hermanos Anglin, era la cercana Isla del Ángel. Al llegar ahí, su próxima meta era San Francisco.
Según lo que dijo West, el plan de Morris era que al llegar a San Francisco, simplemente robarían un coche, algo de ropa y continuarían su fuga por separado. Debido a que encontraron objetos personales de Morris flotando en la bahía, el FBI dio a los tres hombres por muertos. Pero no hay seguridad de eso, porque tampoco se encontraron los cadáveres de estos hombres.
Dicen los rumores que sobrevivieron y que incluso llegaron a viejos, pero nada está cien porciento confirmado. Lo único cierto es que esta historia es increíble y digna de contar a los demás en alguna reunión o charla tranquila.
¿Ustedes creen que sobrevivieron?