Todos hemos estado en medio de una difícil decisión en nuestras vidas (¿apoco no?), pero nada que un buen volado no resuelva. Cara o cruz, Águila o Sol, como sea… nos saca del apuro. Pero de eso a elegir a un funcionario público utilizando ese ancestral método… eso es otro nivel.
Vámonos a dar un rol hasta Kentucky, Estados Unidos. Porque sí, resulta que un alcalde de por allá fue elegido como tal luego de echarse un volado con el otro aspirante al cargo (jajajaja).
Butler tiene nuevo alcalde… gracias a un volado
Estamos hablando del pequeño poblado de Butler, donde el actual alcalde, Greg McElfresh, buscaba reelegirse; pero empató con uno de sus contrincantes, Mason Taylor. Ambos obtuvieron un total de 55 votos en las elecciones del pasado martes 8 de noviembre. Hubo un tercer candidato, Joshua McGriffin, pero él nomás consiguió 15 votos y quedó fuera de la carrera.
Bueno, ahí es donde entran a la historia el azar y la suerte. De acuerdo con abc News, la ley local detemina que en caso de un empate, será mediante un sorteo que se determine al futuro alcalde de Butler.
Y ¡tarán! El sorteo elegido fue precisamente echarse un volado. Lo sabemos, parece algo absurdo, irracional y bastante obsoleto en pleno 2022, pero sucedió. Esa misma noche se lanzó una moneda al aire y cada uno eligió su destino mientras daba vueltas y caía lentamente.
El ganador fue el “retador”
Mason Taylor fue el ganador del volado y gracias a eso se convirtió en el alcalde electo de la ciudad de Butler, Kentucky. Por si te lo preguntas, él eligió cruz: “La moneda dio vueltas alrededor del piso unas tres veces, giró, luego simplemente cayó sobre cruz y tuve una gran exhalación de alivio”, explicó Taylor a WCPO, afiliada de abc News.
Y mira tú, aunque parece muy extraño, al menos 28 estados de EUA tienen leyes similares en cuanto a empates electorales. El ganador se puede definir tanto por un volado, un sorteo donde se meten papeles con los nombres de los aspirantes y se sacan de una urna, y muchas formas más en las cuales el azar y la suerte son la única diferencia.
De lo que se entera uno en pleno Siglo XXI.