No poderse resistir a unas papas a la francesa, es una cosa, pero hacer una dieta basada en ello, sobre pasa la adicción. Un joven de 17 años originario de Bristol en el Reino Unido, se había vuelto el fan número uno de las botanas basadas en el tubérculo, desayunaba, comía y cenaba papas fritas de paquete, papas a la francesa, ‘Pringles’ y  para variarle un poco, de vez en cuando incluía a su ingesta, pan blanco de caja y  jamón.

Pues bien dicen que todo en exceso es malo, el adolescente fue diagnosticado con pérdida de visión irreparable debido a sus malos hábitos de comer El problema no fue tanto su amor a las patatas, sino la ausencia de una dieta balanceada con una notable ausencia de alimentos esenciales que aportan vitaminas y minerales para el cuerpo humano.

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“Su dieta era esencialmente una porción de papas fritas de un restaurante de comida rápida y papas fritas de paquete todos los días. También solía comer algunas veces rebanadas de pan blanco y ocasionalmente jamón. No comía ninguna fruta y verdura, describió la doctora Denize Atan, del hospital de Bristol.

El joven inglés, argumentó que no soportaba la textura de diferentes alimentos, algo muy común en los adolescentes, y que solo las papas fritas le brindaban satisfacción al comer. Sin embargo, su gusto culposo, le resultó demasiado caro. Los médicos advirtieron que sin frutas y verduras, su cuerpo carecía de vitamina B12, vitamina D y algunos minerales como cobre y selenio, además de que estaba seriamente desnutrido.

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Había perdido minerales de sus huesos, lo cual es realmente impactante para una persona de su edad. Tiene puntos ciegos justo en el medio de su visión. Eso significa que no puede conducir y le resultará muy difícil leer, mirar televisión o distinguir rostros”, informó la doctora Atan para BBC, afirmando que aun así el chico mantenía la visión periférica.

Pero de no tener las precauciones necesarias, el adolescente, cuya identidad se conservó por cuestiones legales, podía quedarse ciego de forma permanente. Esto ya le había sido informado en 2014, cuando acudió por primera vez al médico por sentirse cansado, pero no hizo caso. Ahora, fue diagnosticado con ‘neuropatía óptica nutricional’, una afectación con la que se va perdiendo la visión progresivamente. Después de esto, seguramente no querrá volver a comer papas fritas en un buen rato.

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