Existe un selecto grupo de artistas cuya trayectoria y sabiduría los ha posicionado en la vitrina de la inmortalidad. Uno de ellos es sin duda alguna Robert de Niro. Ese actor que además de haberle dado vida a los personajes más simbólicos del cine, ha encontrado la manera de mantenerse sereno ante las vicisitudes de la existencia y ha tenido el poder de regalar consejos a propios y extraños sobre cómo funciona esta gran aventura que llamamos vida.
Y es que Robert de Niro no es un intérprete común. Tras más de 80 películas, ha demostrado que los límites entre el actor y el hombre son difusos. Para él cada papel es la posibilidad de transformarse y cada historia es la posibilidad de encarnar experiencias y aprender de ellas para ser mejor persona.
Es un artista intransigente, un actor del método y una leyenda. Los adjetivos siempre quedarán cortos cuando intentamos hablar de esta trayectoria en particular.
Desde un taxista al borde la locura, un rabioso líder de la mafia, hasta un melancólico boxeador, De Niro ha demostrado que una vida de cuidado a los detalles y compromiso absoluto con lo que uno ama hacer, son la clave para encontrarse a uno mismo y cruzar todas las épocas que nos tocan vivir.
Una breve historia de Robert de Niro
Estas lecciones las aprendió a temprana edad, cuando nació, un 17 de agosto de 1943 en Nueva York. Hijo de padres artistas que se entregaban a las noches bohemias de Greenwich Village en los años 40 y 50.
Desde niño conoció a grandes figuras que se paseaban por ahí como Pollock, también en sus primeros años descubrió que lo que más le gustaba en la vida era ir al cine y ver a Marlon Brando.
Cada vez que llegaba de ver una película imitaba a los personajes; la voz, los diálogos, los gestos, mientras su mamá se reía. Nunca fue bueno en la escuela, al punto que reprobaba años.
Era un tormento tan grande hacer las tareas de matemáticas, que un día tuvo la valentía de simplemente dejar de ir al colegio para dedicarse de lleno a su pasión, actuar.
Sus papás lo apoyaron en el camino y lo metieron al taller de Stella Adler, una figura consagrada que practicaba el “método”, un riguroso modo de interpretación que invita a los actores a no sólo ser su personaje cuando la cámara está prendida, sino también cuando está apagada.
Hay que vivir el papel en todos los sentidos, es decir, si a alguien le toca ponerse en la piel de un maratonista, tiene que correr un maratón.
De Niro se obsesionó, al punto que sus clases eran lo único en lo que pensaba. En sus primeras actuaciones se involucraba tanto que recorría las tiendas de viejo de Nueva York para vestirse como lo hacían sus personajes.
Sus profesores le vieron un gran futuro y a los 19 años, tras tres años de estudios, decidió aventarse al ruedo y hacer sus primeras audiciones.
En una de ellas, casi por mera coincidencia, conoció a un estudiante de cine que compartía su pasión por el arte, el joven Brian de Palma. Este encuentro cambió su vida, ya que le dio su primer protagónico. Le pagaron sólo 50 dólares y eso fue suficiente para llamar la atención de todos.
Corrió el rumor que trabajaba duro, y en la primera década que pasó en Hollywood, actuó en decenas y decenas de películas. Algunas malas y otras de culto, como Bloody Mama en 1970.
Los comentarios acerca de su talento circulaban y llegaron a Francis Ford Copola cuando hacía audiciones para Michel Corleone. Aunque escogieron a Al Pacino y De Niro sintió ese momento como un gran fracaso, las estrellas conspiraron a su favor.
Un joven cineasta llamado Martin Scrosese, amigo de Brian de Palma, lo llamó súbitamente para que interpretara un papel que cambiaría su vida; Johnny Boy.
Resultó que se conocían de sus días de la infancia en la Pequeña Italia y que Martín sabía que a Robert le decían “Bobby Leche” por su rostro melancólico y pálido.
En este exacto momento, la vida de De Niro cambió por siempre y de un actor de método, se convirtió en una leyenda que dejó para la humanidad una de las frases más importantes del cine.
“¿Me estás hablando a mí?”
Seis consejos de Robert De Niro
Recientemente se hizo viral un video en el que un grupo de connotados interpretes reflexionan sobre su carrera y la vida en una mesa redonda. Adam Sandler, Tom Hanks, entre otros miran a de De Niro y lo escuchan mientras el da un consejo para todos, viejos y jóvenes.
“No te aferres a nada ni a nadie, porque en esta vida nada es para siempre…”.
A propósito de esto y porque este momento no ha sido ni remotamente el más memorable en lo que a compartir su sabiduría se trata, hemos seleccionado otros seis consejos que sirven para comprender la filosofía de vida de De Niro. Tips para aprender a ser responsables emocionalmente y para enfrentar de mejor forma los desafíos que se nos presentan.
- Los días se suceden con monotonía, uno tras otro. Ninguno se diferencia del anterior ni del siguiente; son como piezas de una larga cadena. Hasta que súbitamente sucede un cambio.
- Nunca tengas miedo de seguir lo que te dicta tu instinto.
- ¿Tienes miedo a la oscuridad? Yo te recomiendo que apagues la luz, sólo así verás que no pasa nada realmente.
- El rechazo puede doler, pero a menudo te das cuenta que no tiene nada que ver contigo.
- Aprendamos a no señalar. Recordemos que la gente no trata de mostrar sus sentimientos, sino de ocultarlos.
- Si crees que tienes una duda, es que no hay duda en realidad.
Estas son algunas piezas de información que sacamos de algunas entrevistas al actor. A nosotros nos sirvieron todas, ¿a ti cuál te sirve más?