Esta noticia es de las que alegrará a todo fanboy de Sony, y es que resulta que un joven neozelandés que cumplía una condena de 11 meses de arresto domiciliario, prefirió ir a la cárcel que pasar un minuto más jugando Xbox.
Lo mejor de todo es que las autoridades locales que decidieron que este gamer arrepentido pasara una sentencia de 11 meses enclaustrado en su casa, jamás le propusieron la opción de pisar una cárcel, sino que fue el mismo arrestado el que llamó a su oficial de custodia para pedir que su ingreso a la prisión más cercana.
“Ya terminé todos mis juegos”, argumentó el joven que prefirió los barrotes a las barras virtuales de salud.
El joven de 19 años cuya identidad no ha sido revelada, comentó que si pasaba un día más “encadenado” a su Xbox, probablemente intentaría violar su arresto domiciliario, por lo que solicitó pasar las últimas cuatro semanas de su condena en la prisión para “cambiar de ambiente”.
Afortunadamente, las autoridades correspondientes le tomaron la palabra y ahora el pobrecillo pasa sus días en la prisión local.
¿Creen que con un PlayStation 3 se hubiera sentido mejor este jovenazo? ¿o qué no se le ocurrió abrir un libro en lugar de pasar 10 meses jugando videojuegos? ¡Aaaaaaah, la chaviza de hoy!