Hace un lustro el gran Stephen Hawking murió y la fecha es buen pretexto para recordar a tan genial personaje que maravilló al mundo, no sólo con su trabajo como astrofísico, sino también con su encantadora personalidad. Un hombre fascinante, incluso para quienes poco/nada sabemos de ciencia.
Quién no por las mañanas se ha preguntado “¿cómo inició todo esto? Muchos… pero pocos se han aventado (y logrado) llegar a un punto no meramente discursivo, sino descriptivo.
Tomando como base la teoría general de la relatividad de Albert Einstein y de la expansión del Universo de Edwin Hubble, a mediados de los 60 Hawking y el matemático Roger Penrose determinaron que hubo un momento en que todas las galaxias estuvieron reunidas en un solo punto, en el que materia y la energía del Universo se concentró en un espacio mínimo. A ese espacio le llamó “singularidad” y su explosión (el big bang) marcó el inicio de todo.
Aunque ahora esta idea muchos la comentan casi en automático, para la época representó toda una revolución, en contraposición de lo que afamados astrónomos, como Fred Hoyle, proclamaban respecto a que el Universo no tiene principio ni fin y nunca ha cambiado . De hecho, Hawking cuestionó a Hoyle en una conferencia que éste dictó, demostrándole lo equivocada de su teoría del “estado estacionario”.
La teoría de Hawking tuvo tal impacto, que científicos se abocaron a intentar determinar la edad del Universo. Así, los cálculos llevan a decir que el big bang ocurrió aproximadamente hace 13 mil millones de años.
Lo que se piensa es que todo comenzó con un big bang: un momento en que el universo tenía tamaño cero y era infinitamente caliente. Después de una explosión, la temperatura fue descendiendo y, en algunas partes del vasto Universo, se formaron galaxias y estrellas, las cuales al agotarse estallan (las llamadas supernovas), esparciendo nuevos elementos al espacio, a partir de los cuales se forman planetas y, en general, todo. “Todos estamos hechos de polvo de estrellas”, explicó Hawking.
Hawking y el misterio de los agujeros negros
Así como la teoría general de la relatividad dio pie para reflexionar sobre un origen, también llevó a cuestionar sobre un fin. De ahí que el físico alemán Karl Schwarzschild vislumbrara la existencia de los agujeros negros, que no serían otra cosa que el resultado de la muerte de un cuerpo celeste.
Contrario a lo que muchos pensarían, las estrellas no mueren simplemente apagándose, sino contrayéndose con tal intensidad que atraen todo a su alrededor, incluso la luz, apagando la aplicación de todas las leyes de la física y dejando una interrogante: ¿qué pasa en su interior?
Agujeros negros = vacío, sería lo más sencillo. Sin embargo, partiendo de conceptos de la física cuántica, donde el vacío no es realmente vacío, sino que en él espontáneamente aparecen y desaparecen parejas de materia/antimateria, Hawking propuso su teoría conocida como “radiación de Hawking”. ¿¿??
Bueno, pues suponiendo que el vacío que crea un agujero negro es un “vacío cuántico”, entonces, la materia al estar en el horizonte de éste (horizonte de eventos para los teóricos, muerte inminente para los poéticos), se separa y una de sus partículas desaparece en el agujero, mientras que la otra consigue “escapar”, irradiando al exterior.
Esta teoría, aunque correcta en sus cálculos fue -al igual que muchas ideas físicas- no comprobable… hasta hace poco, que científicos de la Universidad de Insubria dieron a conocer la “producción” en el laboratorio de “algo” similar a la radiación de agujeros negros.
Más que explicar lo que sucede con la materia en los agujeros negros, la “radiación Hawking” planteó la nueva forma de ver la física: unificando el mundo de la física “convencional”, con el de la física cuántica, el de las partículas, libres de la física gravitacional… “Una teoría del todo”.
Aunque Stephen Hawking fue el impulsor de esta idea de un todo unificador, no llegó a mostrarse completamente confiado de ella. Lo cual, para nada lo decepcionó: “me alegro de que nuestra búsqueda del conocimiento nunca vaya a terminar. Sin ella nos empantanaríamos”, declaró en 2002.
¿Y qué con los universos paralelos?
Ahhh, esto es demasiado genial: existía la idea de que los agujeros negros eventualmente desaparecen, borrando con ello toda la información que llegaron a tener dentro… lo cual va contra la física cuántica, donde la información incorporada a la materia no se destruye jamás.
Así que para resolver esa paradoja, Hawking propuso que la información no se almacena en el interior del agujero negro (como se pensaba), sino en sus límites, en el llamado “horizonte de sucesos”, que es donde tendría chance de escapar.
¿A dónde? Bueno… si nos atenemos a lo convencional, pues esa información –luego de desaparecer el agujero negro– sería inservible. Pero como Hawking era nada convencional, pues pensó en la posibilidad de que la información, en lugar de desaparecer con el agujero negro, viajara a universos alternos al nuestro… entonces, los agujeros negros lejos de ser el fin de una estrella o cualquier cuerpo, son en realidad “puertas” a otros universos.
Falta ahondar en esta idea (en algo más que la mera ficcionalidad), pero eso le toca a las nuevas generaciones, si es que desean saber qué pasa en el universo en el que One Direction nunca se separó…