El temor a las críticas o los comentarios negativos de la gente a veces logran que no concretemos proyectos que podrían ser buenos. Y ni los grandes genios de la industria del entretenimiento se salvan de eso pues Stan Lee, creador de Spider-Man, uno de los superhéroes más populares del mundo, contó que el personaje pudo no haber existido porque le dijeron que no era una buena idea.
El Hombre Araña nació cuando Stan vio una mosca en un muro. Inmediatamente se le ocurrió el personaje, pero venía lo más complicado: ponerle un nombre. Las primeras opciones fueron Flyman (hombre mosca) y Mosquit Man (hombre mosquito), finalmente se decidió por Spider-Man, pues sonaba mejor a comparación de los otros dos.
Después, se imaginó la vida del héroe arácnido como un adolescente con problemas personales, sin dinero suficiente, viviendo con su tía enferma, a la que además tenía que cuidar, y si eso no era suficiente, también tendría que combatir el mal.
La idea le parecía buena, pero no a su editor, quien le dijo: “Stan es la peor idea que he escuchado. La gente detesta a las arañas: ¡nunca se llamará Spider-Man!”, además le recalcó que no era muy coherente que un superhéroe tuviera problemas, sobre todo si ya era un adulto.
Sin embargo, Stan Lee tuvo la oportunidad de poner a su personaje en el último número de un periódico, el cual ya estaba a punto de cerrar y así recordó el irónico momento a un medio en Tokio:
“Sólo para divertirme, para sacarme las ganas, incluí a Spider-Man en ese último número y no volví a pensar en él. Un mes después, cuando se conocieron las cifras de venta, mi jefe vino corriendo y me dijo: ‘¿Recuerdas del ese personaje que nos gustaba tanto a los dos? Hagamos una serie”
Así que la próxima vez que alguien les diga que su idea no es tan buena, piénsenlo dos veces antes de botar su creación a la basura. Podrían cometer un error.