Su nombre es Shoggoth. Hasta hace unos meses, era solo un terrorífico recuerdo en la mitología del horror cósmico de H.P. Lovecraft. Una criatura con miles de ojos, con tentáculos que todo lo alcanzan, con motivos desconocidos y que, oportunamente, se reveló ante sus creadores. Ahora es el nuevo rostro de la IA.
Comenzó como un chiste del clavado mundo de la Inteligencia Artificial, una broma —bastante ñoña— para burlarse de las incógnitas computacionales. Ahora es un verdadero reflejo de las ansiedades tecnológicas.
El Shoggoth se ha convertido en un meme de la comunidad de IA; al grado de que Elon Musk ha compartido algunas burlas. Sin embargo, la historia de esta criatura de Lovecraft es bastante reveladora, con algunos paralelos que te van a sacar más de una carcajada incómoda.
La historia del Shoggoth, la criatura de Lovecraft
Primero hablemos de la bestia del momento. El Shoggoth es una criatura de H.P. Lovecraft que forma parte de su mitología de horror cósmico. Apareció mencionado, por primera vez, en “Las Montañas de la Locura” escrita en 1931.
El novelista estadounidense lo describía como una gigantesca masa gelatinosa. En su estado natural, un Shoggoth es una mezcla apestosa de ojos, tentáculos y bocas. Son anfibios. Viven en las profundidades del mar; pero, extrañamente, son capaces de tomar cualquier forma que necesiten.
En los mitos de Lovecraft, esta criatura fue creada por los Dioses Antiguos para hacerles las tareas mundanas más sencillas; pero, con el paso de milenios, fueron desarrollando conciencia. Los Shoggoth se rebelaron, matando a algunos de los Dioses Antiguos.
Un Shoggoth solo repite las mismas palabras que le dijeron sus creadores. Una y otra vez. Una demostración de su mente incompleta y de que, en realidad, su conciencia se origina de la imitación.
¿Empiezan a notar algo? ¿Ya ven por qué se ha convertido en el rostro de la IA?
Shoggoth, el rostro de la IA
En los últimos meses, la historia del Shoggoth se ha convertido en una popular alegoría de los riesgos de la IA. Una metáfora del desconocido camino tecnológico y por supuesto, un meme dentro de la comunidad digital. En algunos foros venden hasta merch con el encantador rostro de la criatura.
Pero su relación es mucho más profunda. De hecho, el nuevo rostro de la IA se comparte —casi siempre— con una máscara sonriente.
¿De dónde salió la carita feliz? Ahí es donde empieza la verdadera profundidad del meme.
La idea de los especialistas de IA que se suscriben a la teoría del Shoggoth es que la carita feliz es, en realidad, el entrenamiento de la Inteligencia Artificial para actuar de maneras amables. Que, por repetición, digan lo que quieres escuchar.
Ya saben: de la misma manera que —gracias a la repetición— Siri o Alexa jamás te insultarían; aunque les digas toda clase de barbaridades.
“Los modelos entrenados se comportan mejor“, explica el periodista Kevin Roose en el New York Times. “Pero eso no significa que el modelo sea menos extraño o inescrutable. En realidad, sería como una mascara amable que esconde a la misteriosa bestia detrás”.
Además, claro, comparar a la IA con una criatura de Lovecraft es una popular idea que nos recuerda lo poco que las comprendemos. Que, en realidad, estaríamos cometiendo un error al pensar que piensan como un humano.
No estamos diciendo que sean malignas o destructoras. Simplemente diferentes. “Pensaba que las criaturas de Lovecraft son peligrosas, pero no porque odien a los humanos”, decía @TetraspaceWest, uno de los primeros en popularizar el meme de Shoggoth, en una entrevista. “Son indiferentes. Sus prioridades son completamente alejadas a las nuestras y eso es lo que podría ser el futuro de una Inteligencia Artificial”.
Por eso es que la broma del Shoggoth en el mundo de la IA esconde una profundidad de la que vale la pena platicar.
Cuando vean a esta criatura de Lovecraft repleta de ojos o tentáculos sepan que se trata de un chiste; pero también de una alegoría del lado desconocido de la tecnología, un comentario ácido frente a la cara amable que nos presenta y por supuesto, una extraña confesión de quienes trabajan con ella.
“Muchos de quienes están cerca de esta tecnología se mantienen sorprendidos de sus propias creaciones”, decía el New York Times. “No entienden completamente sus modelos, no entienden cómo adquieren nuevas capacidades y cómo, en ocasiones, se comportan de maneras inesperadas”.