¿Qué es el arte? Esa es la pregunta que nos hacemos cada ve que vemos una pintura, película, fotografía o cuando leemos un libro.
La definición del diccionario nos dice que el arte es:
“La actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia, la imagen o el sonido.”
La apertura de esta definición, ha llevado a muchos a cuestionarse lo que es el arte, argumentando que para que algo pueda ser considerado como tal, se debe analizar desde un punto técnico, mientras que otros creen que el arte se define por su artista y su intención, y por otro lado, el arte se encuentra en el ojo de quien lo mira.
A lo largo de la historia, este sentir humano se dividió en 7 Bellas Artes: Arquitectura, Danza, Escultura, Música, Teatro, Pintura, Literatura y Cine.
Pero ¿Y el octavo arte?
En un inicio, los videojuegos eran considerados como un entretenimiento para niños y nada más. En cierta manera, esto era cierto ya que nacieron como una extensión de los juguetes, pero esto cambió en el momento que esos niños crecieron y algunos, dedicaron su vida profesional al mejoramiento de este medio.
Desde sus humildes inicios en la época de los bits, hasta su evolución a los polígonos, el mundo de los videojuegos ha tenido una evolución muy acelerada. Este cambió, comenzó a llamar la atención de su público, quienes empezaron a ver algo más trascendente en el medio.
Poco a poco, la idea de que los juegos son arte empezó a resonar bajo el argumento que al igual que una película, los videojuegos se valían de muchas expresiones artísticas para si creación y que al final, producían emociones similares a las artes.
Este tema explotaría en el año 2005, cuando se lanzó el primer juego en ser llamado como obra de arte, tanto por gamers como por críticos de arte: Shadow of the Colossus.
Hasta el día de hoy, Shadow of the Colossus es utilizado como el ejemplo máximo del porqué los videojuegos son una forma de arte. A pesar de que a nivel de “juego”, SOTC falla en ciertos aspectos (poca interacción con el ambiente y la falta de cosas por hacer), los elementos que lo han convertido en uno de los grandes clásicos del PlayStation 2 y del mundo del gaming en general, son suficientes para convertirlo en un buen producto pero sobre todo, en una obra de arte.
Y es que es difícil argumentar en contra de esta idea, ya que SOTC es uno de los videojuegos más atmosféricos y únicos que han salido en los últimos 15 años. Algo que no se puede negar, es que su magistral soundtrack es una obra de arte por sí mismo, y es uno de los factores principales por el cual este juego tiene un estatus legendario:
Pero adentrémonos en el alma de Shadow of the Colossus. Sin tener mucho diálogo (Wanderer, nuestro protagonista no dice ni una sola línea en todo el juego) el título nos da una de las narrativas más exquisitas de los videojuegos, dejando que su música y su ecosistema nos cuenten una historia épica, a pesar de la escasez de personajes.
Pero quien necesita muchos personajes cuando se tiene a los Colossi, seres que evocan una empatía natural con solo verlos, claro, con algunas excepciones:
Pero aunque algunos tengan un diseño atemorizante, no se puede negar que la forma en que nos son introducidos, nos provoca una sensación de asombró, maravillándonos con su imponente presencia.
Y es esto, lo que convierte a nuestra misión de destruirlos, en nombre de salvar a un ser querido, en una de las historias más trágicas de los videojuegos. Mientras que en otros títulos, el vencer a nuestro enemigo nos da una sensación de victoria y satisfacción (aderezado con música triunfal), la muerte de los Colossi es un evento triste, como el ver morir a un animal inocente el cual tuvo de otra más que defenderse de nosotros:
La música, los ángulos de la cámara, el movimiento de los colosos; sin tener que emitir una palabra, nos podemos dar cuenta que lo que acabamos de hacer fue un error, de manera similar como Guillermo del Toro lo expondría en Hellboy 2, cuando nuestro héroe de color rojo se vio forzado a matar a una de las últimas maravillas del mundo:
Con solo esto que les acabamos de presentar, muchos consideran que Shadow of the Colossus es arte, ya que no se puede negar el impacto que esas escenas, así como el hecho de combatir a estas criaturas, causa en quien sujeta el control, y para muestra un botón:
Haciendo un contraste con el trágico fin de los Colossi, el momento en el cual logramos encontrar la forma de escalar hacia el punto débil de estas criaturas, el mundo explota en un estruendo heroico, impulsándonos a continuar con nuestra misión, a pesar de que con cada una de sus muertes, el sacrificio que hacemos nos cuesta cada vez más caro.
Obviamente, existen muchos detractores quienes consideran una ofensa el que un videojuego sea llamado “Arte”. Sin embargo, si una fotografía de una lata o peor aún, de un retrete es considerado como arte, ¿por qué un videojuego no?
Parte de la obra de Picasso se podría utilizar como ejemplo, sobre todo su periodo minimalista, que muchos dicen que hasta un niño podría imitar:
Antes de que empiecen, no estamos diciendo que el arte de Picasso, en ninguna de sus variados periodos, sea malo, simplemente lo estamos utilizando como medio para ejemplificar lo absurdo que llegan a sonar aquellos que creen que los videojuegos nunca llegaran a ser arte.
Al final del día, tanto la intención del artista y de quien ve la obra, es lo que determina si algo es arte o no. Como el famoso video de la bolsa en al aire, para muchos es una de las mayores expresiones minimalistas, mientras que otros solo dirán que: Es una bolsa de plástico tirada en el suelo:
Este tema da mucho para seguir hablando, pero al final sería repetirnos una y otra vez lo mismo. Si para alguno de ustedes, Shadow of the Colossus u otro videojuego es arte, bien por ustedes, y para aquellos que piensen todo lo contrario, igual; solo recuerden que mucho de lo que llamamos arte el día de hoy, fue considerado como una porquería en su época.