Dicen por ahí que la Luna es de queso, aunque tal parece que ya es tiempo de ir cambiando esa metáfora, pues algunos expertos aseguran que con el paso de los años el satélite natural ha ido perdiendo su color amarillento para cobrar un tono rojizo en ambos polos y todo se debe a que se está oxidando. Aunque existen varias teorías al respecto, un nuevo estudio sugiere que la causa más probable de este fenómeno, esté relacionado con la atmósfera de la Tierra.
Sin embargo el misterio, es mucho más complejo. Pues para que el óxido se cree es necesario combinar oxígeno y agua. De hecho, se sabe desde hace mucho tiempo que Marte posee altos niveles de hematita, un tipo de óxido que brinda ese tono rojizo en su superficie. Pero, si esta reacción química involucra oxígeno y agua, ¿cómo se forma el óxido en un ambiente seco y sin atmósfera como lo es la Luna?
Un estudio liderado por el Prof. Shuai Li, investigador asistente del Instituto de Geofísica y Planetología de la Universidad de Hawái, descubrieron que hay hielo en ambos polos lunares, la mayor parte en el polo sur, donde el hielo se acumula en los cráteres. Además de ser un notición, confirmando partículas de agua en el satélite, este descubrimiento sería la respuesta a para descubrir las causas de esta incógnita, fue casi como encontrar una aguja en el pajar.
Pero, no se trata de ninguna magia. La oxidación en los polos de la Luna, se descubrió por primera vez en 2008. Li había estado estudiando los datos de observación enviados por el JPL Moon Mineralogy Mapper, el instrumento examinó la Luna a bordo del orbitador Chandrayaan-1 de la Organización de Investigación Espacial de la India. Cuando Li examinó los datos, notó que los espectros (longitudes de onda de luz que se reflejaban en la superficie de la Luna) en sus polos se registraban de manera diferente al resto de su superficie. Cuando se centró en los polos, descubrió que había rocas ricas en hierro que producían firmas espectrales que coincidían con las producidas por la hematita, la cual también se encuentra frecuentemente, en la superficie de la Tierra.
La atmósfera como conductor
No obstante, las conclusiones del estudio, publicado en la revista “Science Advances” y recuperadas por la NASA, afirman que el resultado los dejó helados, ya que condiciones naturalmente secas de la Luna no deberían requerir la formación de tales compuestos, revelando que que la atmósfera de la Tierra se extiende lo suficiente como para impactar el medio ambiente en la superficie de la Luna.
“Al principio, no lo creía del todo. No debería existir en base a las condiciones presentes en la Luna, pero desde que descubrimos agua en la Luna, la gente ha estado especulando que podría haber una mayor variedad de minerales de lo que creemos si el agua hubiera reaccionado con las rocas”, señala la coautora Abigail Fraeman, geocientífica planetaria.
Los científicos descubrieron que la atmósfera de la Tierra es tan poderosa que se extiende lo suficiente como para impactar el medio ambiente en la superficie de la Luna. Dado que la Luna está desprovista de su propia atmósfera y, por lo tanto, no tiene una fuente de oxígeno, parece estar recibiendo oxígeno de la Tierra. Este oxígeno terrestre puede llegar a la Luna a través de una extensión del campo magnético de la Tierra llamado “cola magnética”. Sin duda una importante revelación que podría cambiar el curso de las investigaciones con respecto a la Misión Artemisa.