Aunque muchas veces en el país ni los toman en cuenta, es bueno saber que en otras partes sí reconocen el nivel de los científicos mexicanos. La revista Nature coloca al geofísico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Víctor Cruz-Atienza, como uno de los científicos más sobresalientes del 2017, esto debido al trabajo que ha realizado al frente del departamento de Sismología del  Instituto de Geofísica de México.

La labor de Cruz-Atienza se ha desarrollado desde años atrás , sin embargo, fue a raíz del terremoto de 7.1 grados ocurrido el pasado 19 de septiembre que sus modelos y seguimientos se tomaron como una “predicción” de cómo se comportó el fenómeno y, con ello, se pudo proporcionar información útil para la población. De ahí -y por el interés que por movimientos telúricos tiene desde los once años- que en Nature se le llame “cazador de sismos”. “La experiencia de sentir el movimiento de la tierra siempre despertó algo instintivo en mí”, comentó el mexicano para la revista científica.

 

Según Nature, en 2016 Cruz-Atienza publicó un artículo “profético” en el cual describió cómo la energía sísmica de un terremoto repercutiría en la zonas alrededor de la antigua cuenca del lago en la que está asentada la Ciudad de México. “Ahhhh, eso hasta yo… todo mundo sabe que el la capital tiembla por eso”, dirán muchos, sin embargo el científico de la UNAM fue más allá y creó modelos en los que consiguió simular en qué partes temblaría con mayor fuerza y, por si fuera poco, durante cuánto tiempo. El 19-S terminó por darle la razón: sus predicciones resultaron correctas. “Debido a la estructura de la cuenca, los sedimentos blandos pudieron soportar temblores por más tiempo cuanto más se adentraban en ellos”.

Además de por sus acertadas “predicciones”, Cruz-Atienza también es reconocido por el trabajo que hace en conjunto con científicos japoneses, para el monitoreo de la brecha sísmica de Guerrero, donde dos placas de la corteza terrestre están colisionando y acumulando estrés. El grupo de científicos instalaron ahí, en las profundidades del mar, instrumentos de medición sísmicos y geodésicos con el objetivo de predecir el próximo gran terremoto. “Lo que estamos haciendo en Guerrero no tiene precedente en el país y prácticamente no se ha hecho en el mundo. Da gusto que una revista de esta naturaleza tenga la sensibilidad este esfuerzo como algo valioso”, comentó Cruz-Atienza para El País.

En efecto, aunque durante la crisis del 19-S Atienza fue de los que se encargó de aclarar que los sismos no pueden predecirse, establece que, en el caso de la Ciudad de México y de la zona de Guerrero, el riesgo es siempre latente, debido a fallas activas. De ahí su interés en recabar datos que sirvan para labores de  prevención, ya que una desus principales tareas es la que recordar a las autoridades que lo esencial para evitar que los sismos se conviertan en una “fatalidad” es la cultura de la prevención. Desgraciadamente, ahora que ve que el gobierno de la CDMX está en “friega” (aún hay muchos damnificados durmiendo en la intemperie) en tareas de reconstrucción, nomás advierte lo que pasará si ésta se hace sin tomar en cuenta estudios especializados: “Por cada peso que un país no destine a la prevención, tendrá que destinar entre cinco y seis pesos a la reconstrucción, está comprobado (…) la prevención es la mejor estrategia, pero gobiernos como el nuestro aún no lo entienden (…) Mi tesis es simple: los desastres serán del tamaño que las autoridades de un país lo deseen”, señaló.

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