Recortes e inversiones, tanto en Microsoft como en el sector tech, más que mensajes cruzados parecen dos caras de un mismo fenómeno.
Desde finales de 2022, el sector tech se ha encontrado en terrenos inestables. Posterior a la llegada de Elon Musk a Twitter, se anunciaron recortes gigantes al personal de la red social. Hasta cierto punto, era “comprensible” por el cambio de administración; sin embargo, ese tipo de despidos masivos se contagió a lo largo y ancho de la industria.
En Meta, por ejemplo, los recortes alcanzaron las 11,000 personas en cuestión de días. Por su parte, Amazon apenas la semana pasada anunció que despedirá a 18,000 personas. Y Alphabet (empresa que controla a Google) hará lo propio con más de 12,000; por desgracia, incluyendo a gente con más de 20 años de experiencia en la empresa. Incluso compañías más pequeñas—como es el caso de Spotify o Salesforce—han tenido que recurrir a una contracción de su fuerza laboral para salir adelante en 2023.
En los últimos 12 meses, son más de 70,000 los recortes en la industria tech en todo tipo de empresa. Y ahora se suma Microsoft a la lista de empresas con despidos, al anunciar que próximamente tendrá que separar a más de 10,000 personas de sus trabajos en la compañía. No obstante lo anterior, al mismo tiempo se anuncian inversiones estrepitosas—miles de millones de dólares—de largo plazo (por lo pronto, multianual) a empresas desarrolladoras, como OpenAI, misma que está detrás de la tan famosa inteligencia artificial ChatGPT.
¿Hay una contradicción? ¿Se trata de mensajes cruzados? ¿Qué hay detrás de estas inversiones y recortes simultáneos?
Se acabó el barril sin fondo
Los recortes del sector tecnología no se están dando en un vacío. Por el contrario, hay contextos y coyunturas muy específicas que explican lo que está sucediendo. En primer lugar, se debe considerar que esta industria creció a pasos agigantados en los primeros dos años de la pandemia. A pesar de las crisis económicas de 2020 y 2021, el consumo de electrónicos aumentó considerablemente por la digitalización obligada que trajo consigo el confinamiento por la pandemia. No sólo se trató de gadgets para la escuela en línea, se tuvieron que mudar productos y servicios completos al internet para buscar su supervivencia.
Eso trajo consigo contrataciones considerables en la industria tech. Y una búsqueda de crecimientos acelerados sin probar modelos de negocio; por ejemplo, con préstamos y créditos fuertes en lo que se volvían sostenibles en el largo plazo. Algo que en la jerga startupera se conoce como cheap money; es decir, “dinero fácil” que implica que se puede echar a perder aprendiendo, mientras siga habiendo capital de riesgo para impulsar un negocio.
En segundo lugar, venimos de un 2022 que destaca por una serie de crisis inflacionarias—precisamente, derivada de un exceso de gasto y deuda bancaria barata—que han hecho que se reconsidere buena parte de las lógicas del mercado bursátil. Con un miedo importante a recesiones en casi todo el planeta, las empresas del sector han recurrido a recortes de su fuerza laboral para tratar de ahorrar un poco de cara a la incertidumbre.
Y, sin embargo, se mueve
Aquí es donde entra la duda. ¿Cómo se explican recortes de 10,000 personas en Microsoft, al mismo tiempo que se invierten miles de millones de dólares en OpenAI? O, incluso, en seguir persiguiendo la compra de Activision Blizzard en medio de tanta “crisis”. Según la misma empresa de Bill Gates, se trata de entender el contexto y actuar de forma estratégica. Es decir, haciendo a un lado pesos actuales para tratar de invertir en apuestas a largo plazo.
El comunicado de Microsoft, de hecho, hace alusión a un fenómeno interesante: tras la pandemia, el gasto en tecnología ha bajado. Pero no sólo porque ya se regresó al mundo “real”, sino porque en buena medida las personas están tratando de hacer más con menos. Y, sobre todo, con miras a un siguiente cambio tecnológico fuerte. Parece que buena parte de los recortes de la industria va por ahí: reconocer que quizá la tecnología que se ofrece hoy está muy próxima a estar obsoleta… Y ellos mismos tendrá que atender ese cambio.
Pero, vaya, esas apuestas son de muy largo plazo. No siempre rinden frutos; por ejemplo, en Meta se ha gastado al menos una docena de miles de millones de dólares en un metaverso que no termina de cuajar. Paralelamente, sacrificando los productos probados de la empresa. Aunque, si sale bien, por supuesto que esas pérdidas no serán más que una nota al pie en el desarrollo de la compañía. Recortes e inversiones, tanto en Microsoft como en el sector tech, más que mensajes cruzados parecen dos caras de un mismo fenómeno: una carrera agresiva por la siguiente generación de inteligencia artificial.