Pues… saquen las cumbias, la guaracha sabrosona y más para celebrar los resultados de una investigación realizada por la Universidad de Japón, que muestran que no sólo los seres humanos son la única especie en reconocer el ritmo de la música, también las ratas.
Si creían que el ser humano es el único con capacidad innata para moverse al ritmo de la música, pues están ante un estudio súper chido que ayuda a entender un poco más de la naturaleza de las especies y que sugiere que las ratas también se pueden mover al compás de una rola o bueno, bueno una pieza de Mozart.
Las ratas también pueden seguir el ritmo de la música
‘Spontaneous beat synchronization in rats: Neural dynamics and motor entrainment’ (‘Sincronización de latidos espontáneos en ratas: dinámica neuronal y arrastre motor’) es el título de este estudio que le echó un ojo al comportamiento de un grupo de 10 ratas y 20 personas para ver qué cómo responden otras especies a las frecuencias musicales.
En especial en rolas que alcanzan un ritmo de 120-140 golpes por minuto (BPM). Y lo que encontraron es que si bien los animales reaccionan al oír ruidos o son entrenados para reaccionar a la música, lo cierto es que podrían reconocer los sonidos de la música y moverse al compás manera innata.
La base del estudio, va de nuevo, fue un grupo de ratas al que le colocaron acelerómetros inalámbricos chirris para medir el movimiento de sus cabezas; mientras que las personas usaban audífonos.
Mozart
Tanto ratas como personas escucharon fragmentos de casi un minuto de la Sonata para Dos Pianos en Re Mayor (K 448) de Mozart en cuatro tiempos diferentes a la versión original y que fueron: 75, 100, 200 y 400 %.
En comparación con el tempo (la velocidad de la rola) original de 132 BPM, el equipo de investigación topó que las ratas respondían en el rango de 120-140 BMP.
Es decir, que tanto las ratas como las personas movían su cabeza al compás del ritmo de la pieza y este disminuía en cuanto aumentaba la velocidad de Sonata para Dos Pianos del buen Mozart.
¿Qué tal? Este estudio es útil para un montón de cosas entre ellas para cachar cómo funciona el cerebro, el desarrollo de inteligencia artificial y, claro, cómo responden otras especies a la música.