Imaginen que están separando chatarra en el ático de sus papás y, de pronto, notan la presencia de un artefacto que destaca entre el montón. Después de limpiarlo, se dan cuenta de que se trata de una computadora Apple que fue fabricada hace 30 años; prácticamente una joya tecnológica de gran valor.

¿Tienen la imagen mental de eso? Entonces podrán entender lo emocionado que estaba un profesor de Nueva York tras encontrar ese tesoro. También es fácil suponer por qué usó su cuenta de Twitter para presumir el hallazgo, especialmente con amigos y personas que pertenecieron a su generación.

Pero eso no es todo, damas y caballeros. Cuando el buen John Pfaff desempolvó esta bella máquina y la conectó, se dio cuenta de algo aún mejor: la computadora IIe que guardó por décadas, aún funcionaba.

Para quienes se lo pregunten, esta fantástica máquina pertenece al tercer modelo de la serie Apple II, que se lanzó en 1983. Esta versión poseía cualidades como la capacidad de usar letras mayúsculas y minúsculas, además de las funciones completas de teclas como SHIFT y Mayúsculas (esta última conocida actualmente como “Caps Lock”).

Los modelos de la IIe fueron descontinuados a partir de 1993, por eso es que este profe tiene en su poder un tesoro para los amantes de la tecnología clásica.

Por si eso fuera poco, Pfaff se dio a la tarea de restaurar un juego guardado conocido como “Adventureland”. Este funciona a base de comandos con texto y fue lanzado por Scott Adams para las microcomputadoras en 1978.

Entre otras genialidades halladas en el ático de los recuerdos, John también desempolvó varios disquetes con varios juegos diferentes de hace 30 años, entre los que destacaron: “Millionware”, “Neuromancer” y hasta el “Decatlón Olímpico”.

Además, también encontró copias guardadas de sus tareas de la secundaria y una nota de su difunto padre:

“Acabo de encontrar esta carta que mi padre me escribió en 1986, cuando tenía 11 años y en el campamento de verano”, escribió en un tweet. “Mi papá falleció hace casi exactamente un año. Es increíble encontrar algo tan ‘ordinario’ de él”.

El momento fue tan emotivo, que no pudo contener las ganas de mostrar la computadora a sus hijos, quienes reaccionaron como cualquier niño de esta generación llena de comodidades.

“Mi hija mayor, que tiene 9 años, exclamó ‘¿eso es una computadora?’ con genuina sorpresa, y luego señaló las unidades de disquete y preguntó: ‘¿Qué son esos?’”, dijo Pfaff. “Mis gemelos más jóvenes siguieron riéndose de lo tonto que les parecía”.

No cabe duda de que este hombre posee un recuerdo invaluable de su juventud. Casi nadie en el mundo puede presumir que guarda posesiones de hace 30 años, sobre todo si estos pertenecen a un gigante tecnológico que definió la trayectoria de las computadoras y otros dispositivos portátiles que existen actualmente.

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