Con los juegos de primera persona cayendo en el género de los títulos de acción últimamente, se extrañan aquellas experiencias donde la atmósfera nos sumergía en la experiencia en vez de solamente ver balas pasar a diestra y siniestra.

Títulos como el clásico System Shock, Half-Life y en últimas fechas, Bioshock. Juegos que más allá de la acción y una buena historia, creaban una inmersión impresionante, valiéndose de sus escenarios, iluminación, efectos de sonido y por supuesto, su música.

Es por eso, que el último juego de Bethesda, Prey, ha llegado como una muy grata sorpresa:

“Morgan Yu, hermano del famoso genetista Alex Yu, se ha convertido en el más nuevo miembro del equipo de investigadores de la multinacional TranStar, la cual está preparándose para una exploración espacial en la nave Talos I.

Despertando en su apartamento y visitando las oficinas de TranStar, Morgan será sometido a unas extrañas pruebas que lo ayudarán a sobrevivir en el espacio. Sin embargo, algo sale terriblemente mal. Al día siguiente, se verá repitiendo las mismas acciones del día anterior, solo que esta vez todos los científicos han desaparecido o muerto.

Esto lo llevará a descubrir horribles secretos, tanto de la compañía como su hermano y de sí mismo. Viéndose obligado a sobrevivir como sea, Morgan tendrá que enfrentarse a la amenaza del virus Typhon y prevenir que el Talos I regrese a la tierra.

La historia de Prey es en todo los sentidos un perfecto ejemplo de ciencia ficción y horror. Si eres fan del género, vendrás venir muchos de sus giros argumentales, sobre todo si has jugados títulos como los de Bioshock.

Su historia no es nada del otro mundo, pero lo importante en Prey es su jugabilidad, la cual a diferencia de muchos títulos modernos nos pide tomarnos las cosas con calma para sacarle todo el jugo.

Mientras que en otros juegos tenemos que seguir un camino lineal y estructurado, Bethesda no escatimó en sus esfuerzos por crear un modo de juego que le permita a los jugadores crear su propia experiencia.

Sí, puedes pasarte el juego como si fuera un shooter, convirtiéndolo más en un título de acción. Pero la magia de Prey reside en tomarse las cosas con calma y dejarse sumergir por su atmósfera al mero estilo de películas como Alien.

A pesar que uno se puede lanzar como el borras en cualquier momento, no es muy recomendable entrar en combate directo al iniciar el juego, ya que cualquiera de los Typhon nos puede usar como muñeca de trapo.

La clave del éxito se encuentra en analizar y encontrar atajos para evitar lo más que se pueda las confrontaciones con las diversas amenazas que inundan al Talos I.

En un principio, nos sentiremos como cachorritos indefensos, siendo nuestra primera arma una llave de tuercas. Mientras que esta puede hacer añicos a los Typhon más pequeños con un buen golpe, las amenazas más grandes requerirán algo más poderoso.

Siendo tan débiles, nos podremos valer de aventar cosas para distraerlos y así, poder avanzar sin ser vistos.

Sin embargo, podremos fortalecernos con muchos dispositivos para mejorar nuestras habilidades, así como nuestro práctico y multifuncional uniforme TranStar.

Este traje puede ser mejorado con una serie de chips especiales que lo harán más resistente, sigiloso y otras funciones más para sobrevivir a los Typhon.

Además de esto, podremos usar varias armas para defendernos. Desde los viejos y confiables revólveres y escopetas, hasta armas futuristas como las Hover Bombs, Leech Gun y el Talon.

Pero ninguna se compara con la herramienta más útil de todas… El Cañón Gloo:

Esta herramienta es la más versátil de todo el juego, ya que además de congelar a nuestros enemigos por algunos segundos, nos permite acceder a muchos lugares escondidos al crear un tipo de escalar de escarcha.

Es aquí donde entra la parte de poder escoger nuestro camino, ya que el Cañón Gloo nos permite acceder a zonas a las cuales no se supone que deberíamos entrar hasta ir más avanzados en la historia.

Claro, estas zonas por lo general están repletas de Typhons y máquinas infectadas que nos pueden hacer girones en dos movimientos, pero si somos precavidos y sigilosos, podremos hacernos de muchas mejoras casi al iniciar el juego.

Pero las armas y equipamiento no son suficientes para ayudarnos a sobrevivir, ya que al final somos un simple humano. Pero para eso, están los Neuromods.

Estos dispositivos nos dejarán acceder a habilidades nuevas que se encuentran divididas en tres categorías: Ingeniero, Seguridad y Científico.

Cada uno nos permitirá hacer cosas diferentes dependiendo de las habilidades que desbloqueemos con los Neuromods. Si nos enfocamos en la rama de “Ingeniero”, podremos ganar más fuerza para levantar objetos y reparar equipo dañado.

Por su lado, al enfocarnos en la rama de “Seguridad” podremos hacer más daño con nuestras armas y hacernos más rápidos y hábiles en combate. Mientras que como “Científico” podremos hackear computadoras, máquinas y abrir puertas cerradas sin la necesidad de conseguir sus contraseñas. Además, de que con esta podremos obtener partes de los Typhon y mejorar nuestro nivel de regeneración.

Al ir avanzando más en la historia, ganaremos acceso a tres ramas nuevas de habilidad. Con ellas, podremos acceder a poderes similares a los de los Typhon. Sin embargo, esto cambiará nuestro ADN, haciendo que las defensas de la nave nos confundan con un extraterrestre.

Todo esto nos dará diferentes opciones para avanzar, brindándonos de diferentes ventajas y estilos de juego.

Sin embargo, todas las armas y poderes necesitan de recursos para poder ser utilizados, y estos no abundan en la inmensa nave. Lo que si encontraremos en grandes cantidades, serán desperdicios de materia orgánica e inorgánica, las cuales podrán convertirse en materiales útiles al reciclarlas.

Sí, reciclar nunca fue tan divertido como en Prey.

Con estos nuevos materiales, podremos utilizar los transformadores para crear munición, armas, medicamentos y hasta Neuromods.

Este apartado nos trae a una de las mecánicas más importantes de Prey, la exploración. Gracias a las muchas formas de llegar de un punto a otro, nos encontraremos con muchas cosas útiles regadas por todos lados.

Desde los botes de basura hasta celdas de seguridad, así como varias computadoras en donde podremos encontrar más información sobre lo ocurrido en el Talos I, planes para crear objetos, contraseñas y listas de sobrevivientes que podremos rescatar.

Todas nuestras acciones tendrán un peso al final del juego. Así que ya saben, el haber dejado morir a un científico puede traer consecuencias graves.

Visualmente, Prey cuenta con un estilo a la Art Deco, recordándonos mucho a los edificios antiguos de la ciudad de Nueva York y las típicas oficinas de series como Mad Men.

Su música, es una amalgama de electrónica y sintetizadores que inundaban los soundtracks de las películas ochenteras.

Esta le da una peculiar vibra al juego, combinando porciones de acción con el terror.

En fin, Prey es un gran regreso de los verdaderos juegos de Survival Horror en el espacio, combinándolo con escenarios completamente explorables y un poco de RPG.

Prey ya está disponible para las consolas Xbox One, PlayStation 4 y Steam.

Texto: Luis Alberto Valis/ValisTheDarkia6

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